El doctor Gerardo Roa Ogando entiende que "a leer se aprende leyendo buenos textos, no sólo recetas ni recorte de periódicos". A su juicio, el sistema no es sincero porque pretende graduar bachilleres sin libros y sin bibliotecas.
Santo Domingo, RD.- El director de la Escuela de Letras de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, doctor Gerardo Roa Ogando, afirmó que el bajo nivel de comprensión lectora que ha salido a relucir en PISA es de conocimiento común entre académicos universitarios, puesto que la UASD tiene que invertir más del 30% de su pírrico presupuesto en la nivelación de los bachilleres:
"Nuestros profesores universitarios se enfrentan a un alto porcentaje de egresados del bachillerato sin ningún hábito de lectura. Sus competencias comunicativas orales y escritas son nulas. En muy raras ocasiones encontramos estudiantes que se hayan leído por lo menos un cuento, un poema, mucho menos un libro completo”, aseguró.
El funcionario y docente universitario dijo que los bachilleres desconocen las reglas elementales de ortografía y son incapaces de redactar párrafos coherentes, debido al bajo nivel de cultura escrita ya que se les dificulta comprender los textos académicos de las áreas especializadas.
En cuanto a las causas del tétrico perfil evidente en PISA, Roa Ogando afirma que la lectura no es un tema importante para el sistema educativo dominicano, por el hecho de que a los profesores se les ocupa todo el tiempo en largas jornadas de planificaciones que luego no se ejecutan.
Agrega que el problema está, a gran escala, en "el pedagogismo: el exceso de pedagogía. Esa tendencia a reducirlo todo a pura forma, al grado de pensar que con algunos trucos tecnológicos se puede ser capaz de enseñar cualquier contenido, soslayando la lectura crítica, profunda y sistemática de saberes humanísticos, más allá de las fronteras del área estrictamente disciplinaria en que una vez consiguieron su pergamino de graduación".
Roa Ogando entiende que "a leer se aprende leyendo buenos textos, no sólo recetas ni recorte de periódicos". A su juicio, el sistema no es sincero porque pretende graduar bachilleres sin libros y sin bibliotecas. Además, entiende que se ha excluido la lectura como un fin y lo han convertido en un medio sin darse cuenta, tal vez, que esa tendencia pudiera constituir una poderosa estrategia de enajenación y de control social".