Por Desmond Brown/ MADRID, 13 Dic 2019 (IPS) – El ministro de Medio Ambiente de Haití, Joseph Jouthe, comparó la emergencia climática que vive su país con un acto violento de agresión y pidió ayuda a la comunidad internacional para combatir el impacto de la crisis provocada por la naturaleza.
"El cambio climático representa un terror muy grande en Haití. Es muy difícil para nosotros lidiar con el cambio climático", dijo a IPS el ministro de la nación insular caribeña, durante la 25 Conferencia de las Partes (COP25) sobre el clima, que culmina oficialmente este viernes 13, aunque sus negociaciones se van a prolongar un día más.
"Haití no es responsable de lo que está sucediendo con el cambio climático, pero lo estamos sufriendo. Queremos un mejor tratamiento por parte de la comunidad internacional", subrayó Jouthe.
El ministro reafirmó que Haití sigue comprometido con fortalecer su resistencia a los embates climáticos y a contribuir al esfuerzo global para mitigar y adaptarse al fenómeno.
Haití persigue un objetivo cuádruple para combatir la crisis climática:
-Promover, a nivel de todos los sectores y otros ministerios, un desarrollo nacional climáticamente inteligente
-Crear un marco de respuesta coherente, tanto en directrices como en acciones, para abordar los impactos climáticos, que concuerden con los compromisos asumidos por los países en el marco de las COP.
-Promover la educación sobre el ambiente y el cambio climático como una palanca estratégica real para que surja una ciudadanía concienciada y activa en ambas materias.
-Y establecer un sistema confiable de medición, reporte y verificación que pueda potenciar la actuación nacional más confiable y exitosa para responder a la crisis climática.
Pero Jouthe alertó que el país simplemente no tiene como lograr estos objetivos sin ayuda financiera de la comunidad internacional.
"En Haití, todos los indicadores están en rojo. Tenemos muchos proyectos, pero como ya sabrán Caricom (Comunidad del Caribe) no tiene fondos suficientes para respaldar proyectos", dijo.
Haití se mantiene en manera persistente como el país con el mayor nivel de pobreza y el menor desarrollo humano de América, una situación que agrava ahora su muy alta vulnerabilidad climática.
Patrice Cineus, un joven haitiano que vive en la ciudad canadiense de Quebec, dijo que el acceso a la financiación ha sido un problema permanente para Haití.
Pero él cree que en parte ello es responsabilidad del propio país, por su incapacidad para recibir y gestionar en forma ágil y adecuada la ayuda financiera.
"Haití, mi país necesita construir políticas basadas en evidencias, y esto hará que se le facilite atraer ayuda de la comunidad internacional", dijo Cineus a IPS.
Subrayó que "si no tenemos políticas sólidas, eso no es posible".
"Necesitamos investigación dentro del país. Necesitamos programas innovadores dentro del país y luego podemos buscar apoyo financiero y soporte técnico para ellos", afirmó.
A su juicio, "no podemos tener acceso a fondos porque los proyectos que presentamos no están bien hechos. No usamos datos científicos para construirlos. No se hacen de manera profesional".
La teoría de Cineus parece estar respaldada por el Centro de Cambio Climático de la Comunidad del Caribe (CCCCC), que ayuda a los 15 Estados miembros de Caricom a abordar la adaptación al cambio climático, la prioridad para un país como Haití.
El director ejecutivo del Centro, Kenrick Leslie, dijo que desde 2016, bajo un programa promovido y financiado por Italia, se requiere desarrollar proyectos que ayuden a los países a adaptarse a diferentes áreas del cambio climático.
"Una de las áreas que hemos estado considerando, y donde Haití está incluido, es desarrollar la resiliencia en términos de escuelas y refugios que puedan usarse en caso de un desastre", explicó.
Leslie explicó que "los fondos han sido aprobados pero, desafortunadamente, a diferencia de los otros Estados miembros donde ya hemos implementado al menos uno, y en algunos casos dos proyectos, no hemos podido poner en marcha los proyectos en Haití".
"Cada vez que han identificado un área, cuando vamos allí, el sitio no es un sitio adecuado y luego tenemos que comenzar el proceso nuevamente", detalló.
El científico haitiano Kénel Délusca, actual jefe de la misión de un proyecto de asistencia técnica, denominado AP3C, del Ministerio de Medio Ambiente de Haití y de la Unión Europea, dijo que el país sigue siendo uno de los más vulnerables al cambio climático del mundo.
Los científicos dicen que eventos climáticos extremos como huracanes, inundaciones y sequías empeorarán a medida que el planeta se recaliente, y se espera que las naciones insulares como Haití estén entre las más afectadas por esos y otros impactos de un clima altamente cambiante, como la erosión de la costa.
"El ambiente marino es extremadamente importante para la población haitiana. Hay más de 8 millones de personas viviendo en comunidades costeras en Haití", dijo Délusca a IPS.
"Hay más o menos 50 000 familias cuyas actividades se basan en estos ecosistemas en específico. En otras palabras, este es un ecosistema muy importante para Haití y en diferentes niveles, a nivel económico, cultural, social", dijo el científico, autor principal del sexto informe del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
Haití se divide en 10 departamentos de los cuales nueve son costeros, recordó Délusca. Además, dijo, las grandes ciudades de Haití están ubicadas dentro de la zona costera.
"Estos ecosistemas son muy estratégicos para el desarrollo de Haití. Los haitianos tienen muchas actividades que se basan en los recursos marinos. También desarrollamos algunas actividades culturales y sociales que se basan en estos entornos", destacó.
Para los países insulares pobres como Haití, los estudios muestran que los costos económicos, el daño en las infraestructuras y la pérdida de vidas humanas como resultado del cambio climático son ya muy abrumadores.
Y los científicos esperan que la situación solo empeore en el futuro.
Si bien las emisiones de gases de efecto invernadero de Haití suman acumulativamente menos del 0,03 por ciento de las totales en el mundo, es un participante activo del Acuerdo de París, suscrito en 2015, y se ha comprometido a reducir sus emisiones contaminantes en cinco por ciento para 2030.