El ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, el muy ameno y simpático “Monchy”, reta al vicepresidente ejecutivo de Institucionalidad y Justicia (Finjus), Servio Tulio Castaños Guzmán a que revele los nombres de los funcionarios que protegen o colaboraban con César Emilio Peralta, alías César el Abusador.
Se trata de uno de los famosos chistes, a los que nos tiene acostumbrado el emblemático dirigente del Partido de la Liberación Dominicana. También puede ser una burla, un sarcasmo u otros de sus múltiples errores en el manejo de sus funciones para ocultar su propia responsabilidad.
He dicho, a lo largo de 30 años que el auge cada vez mayor del narcotráfico, el lavado de activo, la corrupción administrativa y el crimen organizado, son imposible sin la complicidad de autoridades civiles y militares. Para decir eso no hay que tener pruebas tangentes, ni hay que citar nombres de ministros y generales. Los hechos hablan por sí mismos.
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Ese fenómeno no es exclusivo de la República Dominicana. Ocurre en todos los países donde el narcotráfico adquiere dimensiones exponenciales, apoderándose de las instituciones del Estado, desequilibrándolas, corrompiendo sus estructuras y hasta apoderándose de ellas.
El Partido de la Liberación Dominicana en casi 20 años ha convertido el Estado en un “Narco-Estado”. No exagero: Ha sido el propio gobernador del Banco Central el que dijo en una ocasión que una buena parte del dinero del país no tiene explicación financiera estructural que no sea, agrego, lavado, narcotráfico, etc. De hecho la República Dominicana ocupa el primer o segundo lugar en la lista de los países del hemisferio de mayor lavado de activo.
Ha sido el Procurador General de la República quien ha dicho que durante casi dos décadas César el Abusador ha estado operando en el negocio de las drogas, acumulando una gran fortuna, dueño de inmuebles costosísimos, vehículos de lujo, yates, mujeres, etc., lo cual, lo sé, le permitió financiar campañas electorales presidenciales y senatoriales del partido que hoy presidente Temístocles Montas, el hombre sacado del expediente de Odebrecht a pesar de haber admitido recibir dinero de esa empresa acusada internacionalmente de sobornar candidatos en muchos países de América Latina, incluso África.
César el abusador no es el único caso. Muchos otros, deportados y condenados en Estados Unidos forman parte de los capos protegidos por autoridades civiles y militares del país. Es más, de no ser por la DEA y el Departamento de estado de los Estados Unidos, los magnates de las drogas en la República Dominicana estarían libres y disfrutando de sus cuantiosos bienes, protegidos por coroneles, generales, ministros, y quien sabe si por otras autoridades de mayor relieve.
Yo, Juan T H, vi al abusador en una actividad pública en un famoso hotel de la capital donde un aspirante a la nominación presidencial del PLD anunciaba sus aspiraciones. César no se escondía de nadie porque nadie lo estaba buscando. No fue apresado en el país por la misma razón. Lo agarraron en Colombia, lo apresó la DEA que sí lo perseguía.
Servio Tulio Castaños, ni ningún otro ciudadano tienen que aportar pruebas o decir nombres de coroneles, generales, tenientes, funcionarios, etc. Esa labor le corresponde precisamente al Ministro de Interior y Policía, al Ministro de Defensa y los departamentos investigativos del Estado, cosa que no hacen ni han hecho nunca.
Monchy debe explicarle al país cómo es posible que existan más de cien bancas de loterías, más de cien mil puntos de drogas en todo el territorio nacional. Quien da los permisos para las bancas de apuestas y quien permite cien mil puntos de drogas en cada esquina casi de manera pública. Las drogas se comercializan en los barrios a la vista de todos, como pan caliente. Estoy seguro que el responsable no es Servio Tulio. Claro, ¡tampoco Monchy! (…)
Ahora bien, cuándo tengamos un gobierno decente, dispuesto a combatir el flagelo de las drogas, dispuesto a castigar la corrupción, dispuesto a investigar las fortunas inexplicables de los funcionarios civiles y militares de los últimos 20 años –por lo menos- entonces sabremos, si acaso, quienes acumularon fortunas robándole al pueblo y protegiendo narcotraficantes.