Venía para Roma un día, organizaba su viaje, y de repente lo suspendió porque no encontraba su pasaporte extraviado misteriosamente.
Sustituído por otro documento de viaje, pudo llegar a la Ciudad Eterna.
Nicolás de Jesús López Rodríguez, Cardenal de la Santa Iglesia Católica Romana, entonces continuó sus acostumbradas visitas al centro de la Cristiandad Occidental, y siete meses después de aquel percance de pasaportes le entregó al Papa personalmente una denuncia contra su embajador, un Nuncio Apostólico.
Era la primera vez en los registros históricos que un Nuncio acusado de abusos sexuales contra niños enfrentaba un juicio penal en el Vaticano.
El Nuncio, Arzobispo para tener categoría clerical, tiene como primera función ser el contacto entre el Papa y la Conferencia de los Obispos, y después representar al Sumo Pontífice ante el Jefe del Estado del país donde está destinado.
Su Poder es notable.
Cuando se comprobó documentalmente y testigos que el Nuncio Joseph Wesoloski corrompía niños y compartía sus experiencias homosexuales con adultos, el Cardenal López Rodríguez le trajo al Papa Francisco esa denuncia.
Fue en julio del 2013. Dos meses antes de que una meritoria periodista lo hiciera público en la República Dominicana.
Por eso el Cardenal se ganó una vez más entonces en su país, eso sí, el deseo de venganza entre algunos sujetos que lo envidiaron siempre y que no pudieron difamarlo con invenciones y falsedades.
Ni tampoco llenar el vacío que ha dejado su retiro.
Honor a quien honor merece.
Roma, viernes 27 de diciembre 2019.
Cordiales Saludos de
Victor Manuel Grimaldi Céspedes
Embajador Extraordinario y Plenipotenciario
de la República Dominicana
Ante la Santa Sede