¿Hasta dónde las armas seguirán lacerando los corazones de los estadounidenses?
Más de 38 mil ciudadanos han muerto por armas de fuego en el año que finaliza en Estados Unidos, incluyendo niños, jóvenes y adultos. Cifra alarmante que retrata el nivel de violencia en la sociedad estadounidense.
Las armas en manos de civiles amenazan no tan solo la paz interna Norteamérica sino además su seguridad.
La primera potencia del mundo dominada por la irracionalidad y actitud negativa de personas que fácilmente adquieren armas de guerra en un libre mercado, donde el único impedimento es no tener la plata para armarse hasta los dientes.
¿Hasta cuándo EE.UU. dejará que la industria armamentista imponga la regla de juego en un negocio tan lucrativo como las ventas de armas de fuego a la población civil?
El debate sobre las restricciones que deben establecerse se incrementa en cada proceso eleccionario, pero todo sigue igual.
La organización Gun Violence Archive (GVA), que documenta los incidentes con armas de fuego en todo el país, afirma que al menos 38.730 personas fallecieron por disparos, de las que 14.970 fueron víctimas de homicidios, asesinatos, disparos intencionados y por uso defensivo, frente a los 14.789 muertos de 2018.
Son cifras que las autoridades estadounidenses están obligadas a prestar atención y buscar alternativas para reducirlas.
Algunos expertos hablan que se deben imponer nuevos dispositivos legales para impedir que la agente adquiera armas con tantas facilidades.
“A las 14.970 víctimas mortales de disparos intencionados o accidentales en 2019 se suman 23.760 muertes por suicidio con este tipo de armamento”, según GVA.
Las muertes de Niños
La citada organización norteamericana dice que hasta Nochebuena, un total de 207 menores de 11 años perdieron la vida y 473 resultaron heridos por armas de fuego, a los que se suman 762 adolescentes, de entre 12 y 17 años de edad, fallecidos y 2.253 con lesiones.
Muchos de esos infantes perdieron la vida en los propios centros escolares en tiroteos escenificados allí. ¡Caramba!, ni siquiera los templos de enseñanza son respetados.
Observemos los siguientes datos:
Se calcula que en Estados Unidos, un país con 327,1 millones de habitantes, hay entre 200 millones y 350 millones de armas de fuego en manos de la ciudadanía, pero las cifras son vagas porque no existe un censo nacional, documentación federal ni estudios de salud pública acerca de estas armas.
La GVA define "tiroteo colectivo" los sucesos en los que al menos cuatro personas resultaron heridas y como "matanza" en los que hubo al menos cuatro muertos: De acuerdo a sus estadísticas, en 2019 se produjeron 409 tiroteos colectivos y 30 matanzas en EE.UU.
Ese tipo de incidentes ocasionan alrededor del 2 % de las muertes por armas de fuego, pero también hay víctimas mortales en disputas familiares, crímenes pasionales, peleas entre pandillas, asaltos y robos; y en accidentes con armas de fuego.
Las localidades con más muertes por armas de fuego durante este año fueron Luisiana, Misisipi, el norte de Florida, Alabama, Georgia y Carolina del Sur, seguidas por Carolina del Norte, Virginia, Virginia Occidental, Maryland, el Distrito de Columbia, Pensilvania, Delaware y Nueva York.
El liderazgo político estadounidense siempre ha estado dividido sobre la urgencia de aplicar medidas para detener la violencia armada en el país más poderoso del planeta.
El ex presidente Barack Obama fue el que mayor esfuerzo hizo para controlar la proliferación de ventas de armas a civiles, pero al final no pudo ante la fuerza poderosa de la industria armamentista.
¿Se podrá en este 2020 reducir drásticamente ese cuadro de horror en Estados Unidos de Norteamérica?
Artículo de Manuel Díaz Aponte