Transcurre el mes de enero y en ese discurrir, el próximo 19, se cumplirán 60 años de la desaparición física de uno de los dominicanos ejemplo de integridad, vocación de servicio y patriotismo en la hermosa nación de Juan Pablo Duarte.
Se trata del distinguido hijo de Salcedo, La Flor de la Patria, doctor Manuel Antonio Tejada Florentino, primer cardiólogo titulado en República Dominicana, figura relevante de la Masonería y miembro ejemplarizante del Movimiento 14 de Junio, donde asumió un papel estelar.
Su vida es un arquetipo para la superación humana poniendo de manifiesto que cuando se quiere, realmente, se puede.
Desde su niñez logró romper con los obstáculos propios de aquellos que no tuvieron el privilegio de nacer en cuna de oro ni formar parte de un núcleo familiar donde reinara el Dios Midas.
A corta edad, tuvo Manuel Antonio que deambular por las calles de su Salcedo adorado asumiendo la responsabilidad de “muchacho para los mandados”, convirtiéndose, más luego, en el limpiabotas ideal para brillar los zapatos de adinerados y empobrecidos.
Guidado por el deseo de humana e intelectualmente crecer, el ya adolescente salcedense pasó a convertirse en uno de los tantos aguateros de la ciudad, vendiendo agua en burros, extraída de los inolvidables aljibes propiedad de su padre, don Luis Florentino, mejor conocido como Luis Tutú.
Tiempo después, incursionó Manuel Antonio Tejada Florentino al área de la ebanistería y de la música, ocupando en este último quehacer la responsabilidad de dirigir la Banda Municipal de Música de su pueblo natal.
De su experiencia como ebanista, hoy, en diversas residencias de la otrora Juana Núñez, se conservan obras de artes de incalculable valor creativo y de una originalidad admirable.
Vale recordar que con los pocos ingresos que generaba en sus distintas facetas de trabajo, Tejada Florentino aportaba a mitigar las necesidades perentorias de su humilde familia, encabezada por su abnegada madre, doña Heriberta –Berta- Tejada, al tiempo que costeaba las exigencias de sus planes de estudios a nivel primario, secundario y universitario.
En la Universidad de Santo Domingo, luego de esfuerzos inauditos y una perseverancia propia de espartanos, Manuel Antonio Tejada Florentino alcanza el grado de Doctor en Medicina, pasando luego a la Universidad Nacional de México, en donde logra especializarse en el área de la cardiología, lo que hoy hace considerarlo como El Primer Cardiólogo Dominicano Titulado.
Es precisamente en ese hermano país donde el reputado galeno termina ampliando su visión sobre la realidad de América Latinoamérica y el mundo, al tiempo que madurar en el campo de la política, al extremo de que, a su regreso al país, además de asumir un apostolado en el servicio de la medicina, incursiona más de lleno en el ejercicio partidario tendente a derrocar el régimen trujillista que de manera oprobiosa y sanguinaria arremetía contra lo mejor del pensamiento joven dominicano.
Consecuencia de su actitud, rectitud y compromiso político, terminó siendo apresado, el 19 de enero del 1960, por miembros del mal llamado Servicio de Inteligencia Militar –SIM, en el momento que cumplía con los mandamientos de Hipócrates, desconociéndose, hasta la fecha y con certeza, su destino final.
Hoy, algunas calles, salones y organizaciones sociales, en diferentes puntos de la geografía nacional, recuerdan sus aportes llevando como denominación su nombre.
Hace unos años, mientras quien subscribe ocupaba la posición de Regidor en la Alcaldía de Santo Domingo Este, propuso que la figura y el accionar del doctor Manuel Tejada Florentino, fuera reconocido colocando su nombre de pila en los rótulos que hoy identifican la calle 19, en sector El Rosa, en el referido municipio.
Lamentablemente, por razones propias de la mezquindad politiquera y la falta de visión histórica, fundamentalmente, la mayoría de los miembros de la sala edilicia engavetó tan interesante y valiosa propuesta.
Por eso, entre otras razones de igual trascendencia, aprovechamos la ocasión en que, próximamente, se cumplen 60 años de la desaparición física de doctor Tejada Florentino, paradigma de dignidad, decoro y patriotismo, para resarcir la ingrata actitud del pasado y, en consecuencia, solicitar que los actuales concejales, de manera unánime y pletóricos de satisfacción por cumplir con un deber patrio, procedan a rescatar la pieza propuesta y, sin pérdida de tiempo, avalen tan noble y ejemplarizante resolución municipal.
Honrar, honra, y sin duda alguna, esta sería una magnífica oportunidad..!!