Para el resto del mundo es difícil creer que uno de los países más pequeños de América (más o menos del tamaño de Campeche, México, o Anzoátegui, Venezuela) tenga 390 demarcaciones electorales. Más difícil de creer es que en ese paisito tan fragmentado millones de votantes, gracias a su organismo electoral, todavía no saben cómo elegirán el 16 de febrero a centenares de alcaldes y miles de regidores, a escoger de entre 17,357 candidatos, inscritos en extensas boletas por cada partido concurrente… (Y es seguro que el resto del mundo piensa lo mismo que nosotros: “¡Qué maldito lío podría producirse ese día!”).