La agresión perpetrada contra la integridad del Parque Nacional del Este, es prueba del agotamiento del modelo de desarrollo turístico dominicano, el cual, opero sobre la base de una supuesta inagotabilidad de los recursos naturales del país. Eufemismo empleado en la competencia publicitaria con otros destinos caribeños formados por islas más pequeñas que nuestra media isla pero evidentemente irracional.
Este modelo puesto en marcha por políticos habidos de dinero rápido y, sin ningún respeto por el futuro del país, ni conocimiento sobre las características del turismo en tanto factor propiciador de desarrollo y de estabilidad económica, puso al servicio de grandes inversionistas todas las costas y playas nacionales, pero sin ningún plan o precaución para el uso de los terrenos contiguos. El resultado ha sido el que tenemos una fuerte presión sobre áreas de playas sin importar que se lleve de encuentro a zonas protegidas. Hoy es el caso del Parque Nacional del Este, mañana, muy probablemente, tendremos igual situación en Bahías de las Águilas.
La reflexión sobre el tema debe conducir a las autoridades de turismo cosa que dudamos, pero sea ahora o más adelante, deberá suceder, reconocer, que ha sido un error, pues los frentes de playas han debido permanecer libre y para uso de los hoteles, villas y visitantes que se construyan en la zona de amortiguamiento y con alturas reguladas en función de la distancia a la playa a mayor lejanía mayor altura.
Todos los estudios y diseños desde los cuales se partió sugieren una organización territorial respetuosa del medio ambiente, sin embargo, la prontitud junto a la ignorancia de políticos metidos a gerentes del turismo nos está conduciendo por un precipicio insalvable. No es posible que se esté devaluando o, tenerse por ociosas tierras contiguas a las playas solo porque ciertos inversionistas se hayan apropiado individualmente de los frentes de playas. La nación ha de saber que la mayor parte de los conflictos del turismo de playa tienen origen en los impedimentos de accesos a nuestras playas originados en una multitud de factores que cuentan con la autorización de las autoridades de turismo. Las cuales de más en más, insisten en entender el turismo como otorgamiento particular de frentes de playas a elefantes blancos. Sin tener miramientos por los conflictos que ello genera sobre los demás humanos que desean disfrutar también de este bien con que nos ha provisto la naturaleza. Bayahibe sufre los embates de esta mala política con muchos terrenos ociosos pero sin frentes de playa común, lo que presiona el parque que le queda al Este. Sabemos que nuestros jefes de Estado hacen compromisos con inversionistas extranjeros que van más allá de nuestras leyes pero los funcionarios tienen la obligación de aplicar la ley y no el criterio autoritario de un jefe.
En su momento, nos planteamos organizar Bayahibe en función de dejar como común un frente de playa, sin embargo, en el periodo 2000-2004, esta política se echó por la borda y ya vemos los resultados; Juan Dolió en función de libre acceso a las playas y frentes de playas libres, otro tanto se intentó en Cabarete y Sosua. Al igual que en Boca Chica. Sin embargo, el cambio de gobierno en el año 2000, echó por tierra esa planificación y luego de ello, nadie se ha interesado por el asunto. Hasta ahora que emerge la discusión en forma de conflicto esta vez depredando un parque nacional.
Se sabe que hay desesperación en turismo, múltiples errores cometidos en 2019 no anuncian nada bueno para el turismo en 2020, pero esto no se resolverá cometiendo otros errores. El Presidente de la Republica, Danilo Medina Sánchez, haría bien en barrer las autoridades turísticas que hoy des dirigen, máxime cuando se sabe que le Ministro esta en campana, lo que implica que es un ministro a medio tiempo, que tampoco sabe nada del tema. Su puesto ha debido ser el de promotor de la sección de promoción turística, pues sus dotes se limitan a la de truhan engatusador amparado en el poder y en el uso de cuantiosos recursos.
Vivimos en un país bajo la influencia de la mentalidad pirata, en el pasado vinieron a saquearnos para llevar riquezas a otros lares, la situación actual no difiere mucho, estos nuevos piratas ahora actúan en contubernios, los del pasado, cuando menos, nunca obtuvieron el beneplácito de los locales, quienes no se plegaron de buena manera y fueron exterminados, los de ahora son socios.
Es urgente, un nuevo enfoque un nuevo plan de ordenamiento turístico donde metas nacionales sean las que en cooperación con la inversión extranjeras, participen de un desarrollo turístico sostenible, respetuoso del medio ambiente, las leyes y, sobre todo, de la liberación de los frentes de playas y el uso intensivo de las zonas adyacentes a las mismas. Esta es una tarea urgente porque incluso, así lo recomienda el cambio climático, pues la probable subida del nivel del mar implica ir tomando correctivos precautorios que permitan a nuestra industria turística resistir ante la nueva realidad climática. DLH-29-1-2020