Tengo un frecuente contacto, aunque no tan seguido como me gustaría, con la república de Costa Rica.
Esto se debe a que, en la década del 1970, viví en ese maravilloso país y quedé prendado de su belleza.
Mi hija mayor, aunque nacida en New York, vive y se ha criado en San José debido a que su madre era costarricense.
He tenido la suerte de hacer turismo en Costa Rica, consciente de que clase de turismo quiero hacer.
Como vivo en la Gran Manzana, no visito ningún país para ver grandes edificios.
Lo que principalmente me interesa de un pueblo es su cultura, su educación, su gastronomía y su ecología. En esto último, Costa Rica es campeona mundial.
Han desarrollado un turismo ecológico, amigable con el medio ambiente, que ha sido ponderado en todas partes del mundo.
De todos los lugares en los que he hecho turismo en Costa Rica, particularmente, me han impresionado dos, esto son: Rancho Margot, ubicado cerca del lago Arenal en el parque nacional del mismo nombre y el Tortuga Lodge, en el parque nacional Tortuguero en la provincia de Limón.
En esos dos lugares, como otros cientos que existen en toda la geografía tica, hay construcciones hechas para que los turistas, nacionales y extranjeros, puedan disfrutar de la naturaleza sin depredarla.
En Rancho Margot nos mostraron dos plantas hidroeléctricas pequeñas, impulsadas por sendas caídas de agua, que proveen de energía a todo el complejo.
A esto se suman paneles solares, colocados en los techos de unas cabañas, que son fabricadas con materiales amigables al entorno, cuyo impacto en la flora y la fauna del área es mínima.
Hay crianza de conejos, gallinas, cerdos, etc. Estos últimos, me impactaron de una manera especial, pues los excrementos de estos animales son depositados en unas cajas especiales, donde hay cientos de lombrices de tierra que convierten estas heces en un fertilizante natural.
Los sobrantes de comida, cascaras y todo desecho orgánico, combinado con las aguas residuales, van a un sistema de biodigestores. donde también son convertidos en abono y al mismo tiempo obtienen gas metano para cocinar.
Todo se recicla. Nada se pierde. La limpieza y el orden es casi absoluto.
Esto viene a cuento, por las situaciones que constantemente se presentan en nuestro país, entre los desarrolladores turístico y los medioambientalistas.
Nunca se ponen de acuerdo y en consecuencias, perdemos muy buenas oportunidades para desarrollar ese tipo de turismo. Que bien contribuiría a lograr la meta de diez millones de turistas extranjeros.
El último encontronazo ha sido entre el señor Juan José Hidalgo (Pepe Hidalgo), presidente de Globalia, dueño del proyecto hotelero Leaf Bayahibe y los defensores del medio ambiente.
A nosotros se nos ocurre hacer una pregunta tonta.
¿Por qué no nos ponemos en contacto, a través de nuestro embajador, con el gobierno de Costa Rica, para que nos envíe un par de profesionales en la materia, y que nos enseñen como ellos lo han hecho y les ha dado tan buenos resultados?
De esta manera, podríamos hacer todas las previsiones de lugar, antes de que Turismo, Obras Publicas, las Alcaldías, Medio Ambiente, Dirección de Foresta y hasta los Bomberos, emitan un permiso para un proyecto turístico en cualquier área protegida o parque nacional.
Así, no detendríamos el desarrollo ecoturístico de nuestro país y terminamos, de una vez y para siempre, con estos innecesarios enfrentamientos, que solo sirven para ahuyentar potenciales inversionistas.
Si los ticos lo hicieron, nosotros también podríamos hacerlo.
Por lo menos, eso creo yo.
Carlos McCoy
Enero 2020