Por Adalberto Domínguez.- El Instituto Duartiano en los Estados Unidos, creado en el año 1966 con el nombre de Club Juan Pablo Duarte por dominicanos que aman la libertad y defienden la independencia de la República Dominicana, ha venido proyectando los ideales del Patricio de quien lleva el nombre esa organización y abogando por la preservación de los símbolos patrios como la Bandera, el Himno Nacional y el Escudo de la nación que a partir del 27 de febrero de 1844 se declaró libre e independiente de la República de Haití.
El trabajo patriótico, orientador, informativo e ilustrativo realizado por la institución que en una ocasión también se llamó Instituto Duartiano de Nueva York, ha requerido de muchos esfuerzos, entrega, sacrificio, dedicación y perseverancia de quienes se han sucedido en sus Juntas Directivas, entre ellos sus ex presidentes Onésimo Guerrero (primer presidente), John C. Sheppard (representante de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en los Estados Unidos de América), Bienvenido Lara Flores (activista comunitario), los empresarios Juan E. Jiménez, Rafael García (Corazón), Antonio Dacosta Gómez, Conni Rodríguez y Juan Eliot; Julio Cesar Rodríguez, Teófilo Santiago (co-director de registro de Boricua College de New York), el poeta Justo Manuel Luperón (Frank Adolfo), y el comunicador Cesar Romero, así como los fallecidos Simón James, Eulalio Fernández, Normandía Maldonado y Ana Monción.
A raíz de las elecciones recién celebradas, se produjo una serie de acontecimientos que si bien no han aminorado el nombre del más noble y libertario de los dominicanos, podrían crear malentendidos entre los dominicanos residentes en nuestro país y el exterior, sobre el rol que debe desempeñar una institución que lleva el nombre de Juan Pablo Duarte, cuyas acciones debemos tener presentes y emularlas en todo momento.
La campaña de “dimes y diretes” propiciada a través de medios de Prensa y las redes sociales por seguidores de Bienvenido Lara Flores y Rafaela Martinós, quien resultó victoriosa como Presidenta para el periodo 2019-2021 del Instituto Duartiano en los Estados Unidos, erosiona los cimientos que dieron origen a esa entidad, sobre todo, porque en vez de formularse planteamientos tendentes a fortalecerla y proyectar en las presentes y futuras generaciones los ideales de quien junto a Francisco Del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, fundó la Sociedad Secreta “La Trinitaria”, han generado un ambiente sectario y de agresiones verbales que denotan la moral de sus correligionarios, llevando un mensaje negativo a la sociedad y desvirtuándose los objetivos por los que estatutariamente debe abogar.
No obstante las controversias entre sus afiliados y distintos sectores de la comunidad dominicana que siguen de cerca dicha Institución, surgidas a propósito de las elecciones y de la conferencia que como invitado especial ofreció Ramfis Domínguez Trujillo, nieto del protagonista de la dictadura mas férrea de América (1930-1961), Rafael Leónidas Trujillo Molina, el Instituto Duartiano en USA debe seguir proyectando los valores duartianos.
Ha sido censurada la actitud de varios de los presentes en la gala de recién celebración del 207 aniversario del nacimiento del fundador de la nación dominicana, que violando todos los parámetros del protocolo y de la diplomacia, politizaron el evento y trataron de interrumpir la intervención de un representante del Consulado General de la República Dominicana, sin que el presidente saliente, Lic. Miguel Estrella, ni otros directivos salientes y entrantes les llamaran a mantener el orden y deponer su actitud irrespetuosa e indecorosa, además del contraste entre los ideales duartianos y los del nieto de un sanguinario dictador, actitud que sumada a otras acciones hizo que el presidente del Instituto Duartiano en Santo Domingo, Wilson Gómez, aclarara que no guarda vínculo alguno con el Instituto Duartiano en los Estados Unidos, localizado en la urbe neoyorquina.
Es loable la actitud conciliadora asumida por pasados y actuales directivos a fin de que haya armonía en la Institución y pueda cumplir con los objetivos fundamentales que le dieron origen desde el año 1962, cuando se dieron los pininos realizándose reuniones en apartamentos hasta fundarse oficialmente el 27 de febrero del año 1966, fecha conmemorativa de nuestra Independencia.
La comunidad dominicana establecida en Nueva York, donde se estima reside más de un millón de dominicanos, se merece un Instituto Duartiano en un ambiente de unidad entre sus directivos, ex presidentes y miembros, sin diatribas ni egocentrismo de liderazgo y bastante vigoroso que, alejado de la política partidaria, se enmarque en la preservación y proyección de los ideales libertarios y democráticos y de una verdadera justicia aplicable a todos los seres humanos en igualdad de condiciones, practicando el buen ejemplo de Juan Pablo Duarte, con sus valores y virtudes para niños, adolescentes, jóvenes y adultos.