Los Fadul constituyen una familia muy amena y simpática, que en vez de dedicarse a la política debió montar un circo –ya que no dan pan- para que los dominicanos pudiéramos disfrutarlo plenamente sin sentir lástima o vergüenza ajena.
La política, sin embargo, le ha resultado muy lucrativa.
Monchy, el ministro de Interior y Policía, nada más y nada menos, delegado del Partido de la Liberación Dominicana, ante la Junta Central Electoral, de ñapa, ha denunciado que determinados grupos de la oposición pretenden vestirse de morado y amarillo, colocarse gafetes en el pecho, para comprar votos, hacer desordenes, grabarlo y mostrarlo como prueba de fraude y otros delitos electorales, penados por la ley.
Para no dejar pasar la oportunidad, el muy entretenido y folclórico funcionario acusa a la Fuerza del Pueblo que encabeza su ex amigo y compañero de partido, Leonel Fernández, que lo distinguió con más de un ministerio durante sus tres periodos de gobierno, algo que probablemente ya olvidó.
Pero el inefable Monchy no presentó un solo indicio, un documento, una prueba. ¡Nada! Sencillamente hizo esa terrible acusación como el que defeca y no lo siente mientras sonreía burlonamente.
Había que verle la cara mientras hablaba. No sé si se burlaba de los “muchachos de la prensa”, de la JCE o del pueblo dominicano al que considera estúpido por aquello de que “el mal comío no piensa”. No lo sé.
De todos modos su hilarante denuncia encontró eco en diversos medios de comunicación dándolo como un hecho irrebatible, sin presentar ningún elemento probatorio. Simplemente lo dijo Monchy –igual pudo haber sido cualquier otro arlequín- y pasaría como una verdad irrebatible. Las pruebas no importan. No se trata de si algo es verdad o mentira. Al PLD todo le luce en la prensa, su prensa, donde invierte miles de millones de pesos todos los años. (Entre 11 y 12 millones todos los días)
Todos saben en este país que el PLD es un partido tramposo, que cuando no gana arrebata; todos saben que las elecciones que ha “ganado” han sido con los recursos del Estado. Así como el Estado de Leonel Fernández venció a Danilo, ese mismo Estado, en manos de Danilo, ha vencido a Leonel y al pueblo dominicano en varios procesos electorales. El dinero del Estado ha sido y sigue siendo un factor determinante en sus “triunfos”. Y pretenden continuar haciéndolo. Solo que ahora el pueblo está preparado para impedirlo no importa que las Fuerzas Armadas y la Policía, más de 64 mil, con armas automáticas, militaricen el país como si estuviéramos en guerra.
Todos sabemos –insisto- que son los peledeístas los que compran votos, roban urnas, compran delegados, amenazan, intimidan, distribuyen alimentos, electrodomésticos, materiales de construcción, etc., para comprar la voluntad popular. Ahí están los informes de observadores nacionales e internacionales, observadores que, dicho sea de paso, no sirvan para nada, pues sus denuncias se quedan en denuncias, no revierten los fraudes, ni lo impiden.
Lo que hemos visto en estos días, camiones, patanas, con toda clase de materiales de construcción, electrodomésticos y alimentos, las amenazas de funcionarios, las declaraciones del propio presidente Danilo Medina, jefe de campaña de todos los candidatos, la repartición de dinero de manera pública, los únicos que no lo ven son los miembros de la JCE, que nada dicen, que nada hacen.
Los que compran cédulas, amenazan, chantajean, acusan y violentan las elecciones son los peledeístas. Monchy se está poniendo “alante”, como dice la gente. El gobierno está tratando de imponerse en las elecciones de este domingo a como dé lugar, por las buenas o por las malas, porque es mucho lo que está en juego para el presidente Medina y sus lacayos.