Su presencia y determinación avizoran una nueva sociedad, por eso están en las calles venciendo los atropellos y amenazas.
La mejor y más esperanzadora de las escenas de protestas de miles de ciudadanos en las calles demandando transparencia en nuestro sistema político y electoral, es el ulular de los jóvenes que demandan respeto al voto popular y transparencia en las instituciones oficiales.
La Plaza de la Bandera en la capital dominicana y el Monumento a los Héroes de la Restauración son escenarios del reclamo de miles de jóvenes pidiendo la renuncia del pleno de la Junta Central Electoral y una explicación por el boicot a las elecciones municipales del domingo 16 de febrero.
Esas expresiones juveniles están defendiendo un espacio democrático donde impere la justicia y el régimen de consecuencias, de promover el respeto a la institucionalidad y a la defensa del interés colectivo.
Hermosa estimulación que ejemplifica que no toda la juventud dominicana está “perdida” como frecuentemente se nos induce a creer.
Esos chicos tienen pensamientos definidos sobre qué desean para su país. Nos están hablando de la imperiosa necesidad de que asumamos la pluralidad, la democratización y adecentamiento de la práctica política y del manejo del Estado, que paremos los bochornosos actos de corrupción para que el gobierno invierta más recursos en la construcción de hospitales, seguridad ciudadana, caminos vecinales, centros escolares, instalaciones deportivas y un nuevo modelo del sistema de seguridad social y de pensiones.
Lo que se vive en Santo Domingo, Santiago, Puerto Plata, San Francisco de Macorís, Salcedo, Azua, Bonao, La Romana, San Pedro de Macorís, Punta Cana, Bávaro, Cotuí, San Cristóbal y otras comunidades es un reflejo de la indignación social prevaleciente.
La misma inclusive se ha expresado entre miembros de la comunidad dominicana residentes en ciudades como Miami, Nueva York, Boston, Madrid, Santiago, de Chile, Washington, San Juan, Puerto Rico, entre otras.
Rol de los Jóvenes
Algunos querrán minimizar esas manifestaciones, pero son claras señales del descontento y frustración que sienten nuestros muchachos al ver tantas insensatez e irracionalidad en las estructuras del poder.
No buscan like en las redes sociales como perversa e irónicamente distorsionó un “promotor” del reggaetón y aspirante a diputado por el Partido de la Liberación Dominicana en Santo Domingo Este.
Sus protagonistas provienen de distintos sectores sociales que están allí convencidos de su rol histórico ante la sociedad.
Ellos al igual que en otras naciones del mundo incendiaron la chispa del clamor popular por mejores condiciones de vida; por denunciar y demandar el cese de la corrupción, del respeto a la dignidad humana y al medio ambiente, de calidad en los servicios públicos y por reclamar mayores oportunidades de trabajo e inclusión social de las nuevas generaciones.
En América Latina, específicamente en Brasil; Colombia, Venezuela, Nicaragua, México, Chile, Ecuador, Haití, Argentina, Perú, Puerto Rico y República Dominicana los jóvenes están demandando conquistas políticas y sociales en las calles.
Su influencia de convocatoria está superando a las tradicionales organizaciones políticas y sindicales que marchan a la zaga y en algunos casos evidenciando componendas con el oficialismo.
Y como era de esperarse, las bocinas gubernamentales han apelado a denuestos e insultos tratando inútilmente de desmoralizar a esos valientes y aguerridos muchachos y muchachas que piden una explicación seria y transparente sobre el fracaso de las elecciones municipales.
Muro de Contención
Ante el descrédito de muchos partidos políticos y grupos sindicales latinoamericanos, incluida la República Dominicana, los jóvenes levantan la antorcha de la dignidad exigiendo un modelo democrático que atienda las necesidades de los pobres y el cese del robo del erario público.
Por eso, artistas de la dimensión mundial como Juan Luis Guerra y Romeo Santos así como el maestro Ramón Orlando se han solidarizado con ellos defendiendo el derecho que tienen de protestar pacíficamente.
Otras figuras del espectáculo y de la comunicación han acudido a la Plaza de la Bandera a mezclarse con este sentimiento popular sin precedente de la historia reciente del país.
Las autoridades no deben reprimir esas concentraciones pacificas en distintas localidades porque las mismas son un desahogo ante la grave crisis institucional prevaleciente.
Por el contrario, hay que protegerlas con el debido comedimiento y sin apelar a la brutalidad represiva de los organismos de seguridad.
Acaso no tiene derecho la población dominicana de saber qué motivó realmente el fracaso de los comicios municipales del domingo 16 de febrero?
La Presión Popular
Tras una semana de intensas y masivas protestas promovidas por estos valiosos jóvenes a las que se han sumado millares de adultos, el Gobierno reconoció que la sociedad dominicana tiene derecho a saber qué ocurrió el día de las votaciones o los días previos que impidió la celebración de las elecciones para elegir las autoridades municipales.
En un documento leído por el Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, doctor Flavio Darío Espinal, se admite que “lo que ocurrió, sin duda alguna, fue un hecho lamentable, bochornoso y frustrante”.
Mientras que la Junta Central Electoral dispuso la suspensión del director de informática de ese organismo, Miguel Ángel García, y anunció que un personal especializado de la Organización de Estados Americanos (OEA), auditará los equipos del voto automatizado.
Las protestas podrían seguir en los próximos días en demanda de que las venideras elecciones, fijadas para el 15 de marzo, sean creíbles y transparentes.
Artículo de Manuel Díaz Aponte