“Don Juan se equivocó”
Pero, con dolor en el alma, debemos admitir que por lo menos, el profesor Juan Emilio Bosch y Gaviño, se confundió de color.
vio pepitas de oro, en una brillante lumbrera de tono amarillo, que, al final, resultó ser solo barro. Simple lodo.
O al parecer, fue una especie de osmosis inversa. Donde el reluciente diamante volvió a su estado original y se convirtió en un mero pedazo de carbón.
Ya lo habíamos dicho en otros trabajos. La ambición de poder del doctor Leonel Fernández, comenzó el mismísimo 16 de agosto del 1996, cuando por increíbles y diversas circunstancias, que solo se dan una vez en la vida, accedió a la primera magistratura del estado.
La muerte del doctor José Francisco Peña Gómez en el 1998, frustró los primeros amagos de reelección de Leonel. Recordar la arenga de Amable Aristy Castro: ¡Póngase los pantalones presidente!
Pero el ambiente de congoja del pueblo dominicano, por tan infausto acontecimiento, se inclinaba por ofrendarle al doctor Peña Gómez una satisfacción, aunque póstuma, volcándose a votar por el PRD. Cosa que así sucedió.
No vamos a repetir lo que pasó en el 2012 con los ingenieros constitucionalistas, ni con la recolección de las supuestas dos millones de firmas.
Pero, a un hombre que, cual Trujillo, le habían endilgado los San Benito de: “No hay nadie más”, “Solo contigo” y que su hija le dice: “Pa’ le quedas demasiado grande a este país” y su hijo, para no quedarse atrás lo endiosa diciendo: “Nadie llega al padre si no es por mí”, debió ser tan frustratorio perder unas primarias de un bisoño, que daba sus pininos en política electoral y cuya campaña solo duro 37 días, que el expresidente se ha trastornado, se ha desquiciado y ha perdido totalmente el juicio y la razón.
Solo así se explica la actuación del Dr. Leonel Fernández luego de haber sido derrotado, no por un Knock Out con un golpe de suerte de Gonzalo Castillo, sino por decisión de los jueces, del soberano, que es el pueblo dominicano.
Leonel ha tratado de incidentar el proceso electoral en todas sus vertientes, haciendo cualquier tipo de reclamos y en cada uno de ellos se le ha complacido.
Ha descalificado a los jueces de la JCE. Pidió auditorías forenses a los equipos y softwares utilizados en las primarias.
Se contrató una compañía española para que hiciera la auditoria y la objetó. La JCE canceló el contrato.
Leonel solicitó que sea una compañía americana y no solo el trabajo lo hizo una empresa gringa, sino que fue pagado por el gobierno norteamericano. Los auditores forenses certificaron que el proceso fue diáfano. Aun así, no quedó conforme
Luego pidió que las elecciones municipales no sean por medios electrónicos sino volver a las manuales, en esto se le complació en 140 de los 158 municipios del país. No lo aceptó.
Lo último es el sabotaje perpetrado en las suspendidas elecciones del pasado domingo 16 de febrero. “Dime a quien favorece el crimen y te señalo al culpable”
Alguien que no quería que le contaran los votos, manipuló parte del software que se utilizaría en esos comicios y lograron abortar el proceso.
El PRM y la FuPú, admitieron que tenían conocimientos de lo que estaba sucediendo, pero aun así no advirtieron a la Junta Central Electoral los inconvenientes, con tiempo suficiente para resolverlos, pues no les convenía.
Luego de una reunión con el pleno de la JCE, la OEA, observadores internacionales y la representación de todos los partidos políticos, llegaron a varios acuerdos para realizar las frustradas elecciones el próximo día 15 de marzo, pero Leonel sigue haciendo llamados y movilizaciones en todo el territorio nacional y hay fuertes rumores de que el próximo viernes 13, la fecha no es una coincidencia, se va a retirar de las elecciones, alegando que no hay condiciones.
El doctor Fernández, ante el evidente rechazo que le ha dado el pueblo dominicano a su aventura, anda buscando desesperadamente un Brasil, una Bolivia o una Venezuela.
Los parciales Leonelistas, deben tener presente que, llega un día en que el mismo pueblo pierde la paciencia y como le ha sucedido a su líder, también pierde el juicio y la razón.
¡Los resultados, regularmente son catastróficos!
Y sucede como en la Lotería Nacional, que nunca se sabe donde cayó el tercer premio.
¡Pero usted puede estar seguro de que alguien se lo sacó!
Carlos McCoy
Febrero 2020