Santo domingo.- La cuadragésima Copa de Fútbol Loyola 2020, nos regala el legado de cuatro décadas de historia de este certamen deportivo que agrupa un número considerable de obras educativas de nuestra capital. La más importante fiesta del deporte y de la amistad de las futuras generaciones de dominicanos y dominicanas no desea pasar por alto la memoria de tantas personas que a lo largo de los años se han comprometido con este evento. Para ellos, los que aún están con nosotros y los que han partido al encuentro con el Padre; los estudiantes Loyola, les rinden homenaje y les comparten, que aún están sobre el pavimento y ahora sobre las gramas que les hacen soñar por un futuro mejor.
En el contexto sociopolítico que hemos vivido en los últimos meses en nuestro país, deseamos expresar nuestra solidaridad con los jóvenes dominicanos que alzan su voz por una patria libre de toda corrupción, donde el ejercicio libre y democrático del voto para elegir a los futuros dirigentes de país sea respetado. “Nuestro compromiso principal como institución Loyola está en seguir formando hombres y mujeres para los demás. Jóvenes conscientes, comprometidos, competentes, compasivos, que contribuyan al bienestar de todos y cada uno de los ciudadanos en el mundo entero” puntualizó el Padre Rector Jorge William Hernández S.J
Esta edición de la Copa de Fútbol Loyola de manera especial deseamos dedicarla al sacerdote jesuita Víctor Hernández, quien desde finales del año 1976 y hasta 1989, dedicó su vida a esta institución educativa. El padre Víctor colaboró en innumerables iniciativas que fecundaron el carácter académico y de formación integral para los jóvenes Loyola. Se desempeñó como Director de la escuela de primaria, sub-director de la intermedia y finalmente como Rector. Gracias padre Víctor Hernández por su legado.
Como cada año en esta nueva edición de la copa Loyola, aprovechamos esta oportunidad que nos brinda el deporte para hacer un llamado a buscar sólo los valores que construyen lo humano y aportan con sabiduría al destino de todos los hijos e hijas de buena voluntad, principio de la creación de nuestro Dios.