Los dominicanos debemos permanecer en nuestros hogares en esta imprevista e inesperada crisis mundial creada por el nuevo coronavirus COVID-19.
Cada quien es responsable de su vida y de la de los suyos. Cada persona está obligada a autopreservarse, a evitar ser contagiado. No hay manera de que otro lo haga por él.
El coronavirus, como ha sido descrito por los expertos, es un fantasma que camina por el mundo demoliendo a la humanidad.
Las informaciones que nos llegan presentan desgarradoras escenas de cómo el COVID-19 ha venido matando a miles de personas en el mundo: China, Italia e Irán, por ejemplo.
En el caso de República Dominicana, ese enemigo está aquí y avanzado, de acuerdo a las recientes informaciones suministradas por las autoridades.
El Gobierno ha dispuesto de una serie de medidas dirigidas a evitar la propagación masiva del virus. Estas no tendrán el mayor efecto si cada dominicano y dominicana no las acata.
Lo que está en juego es la vida, de modo que cualquier pretexto para no respetar las directrices oficiales rayaría en la estupidez.
De modo que mantengámonos en la cuarentena decretada, sin salir de las casas. Esa es la orden. Hagamos lo que hay que hacer.