No es una pandemia, son dos las que nos atacan a la vez. Una es consecuencia de la otra y pudiera ser mucho más letal y traumática. La referencia es al Covid19 y a la parálisis de la economía.
La República Dominicana ha seguido la receta que la Organización Mundial de la Salud ha creído más apropiada para contener el contagio: aislamiento social, lo que se traduce a su vez en suspensión de toda la actividad económica, porque no es sólo que una gran cantidad de actividades han sido paralizadas, es también un cierre de las fronteras aéreas, marítimas y terrestre.
Muy pocos países han optado por aislar solamente a los contagiados y las personas con las que han entrado en contacto, manteniendo la actividad productiva, entendiendo como conveniente que como la mayoría de los que reciben el virus quedan asintomáticos o no requieren de hospitalización, se inmunizan sin provocar los daños del colapso económico.
La letalidad del nuevo coronavirus no está en si mismo sino en el carácter exponencial de su expansión, que hace que muchos pacientes mueran porque los sistemas sanitarios, no importa lo eficientes que sean, quedan desbordados.
Los sistemas sanitarios de Italia, Francia y España figuran entre los mejores del mundo, pero ante el Covid19 aparecen en el liderezgo de la mortalidad, porque los casos que requieren de hospitalización son inmensamente más que lo que cualquier sistema puede manejar.
La meta de las medidas adoptadas es que no lleguemos a un desborde, y se ha procurado tener a tiempo áreas de aislamiento alquilando clínicas privadas, hoteles y proyectos de apartamentos en fase de terminación. Aún así lo que nos salva de una gran tragedia es cortar el contagio.
El principal cuello de botellas se ha presentado con las pruebas de laboratorio, que fluyen con lentitud y además en la parte privada eran costosas para personas de escasos ingresos. El gobierno dispuso de dos mil millones de pesos para garantizar su gratuidad a todas las personas que las requieran, se trata de habilitar otros laboratorios y se gestiona por distintos mecanismos una dinámica más eficiente.
Las ARS se han colocado a la altura de las circunstancias asumiendo el costo de los tratamientos ambulatorios, hospitalización y cuidados intensivos de los que están en la seguridad social.
Por el lado de los auxilios de salud, se ha estado haciendo todo lo humana y materialmente posible para hacerle frente a los casos que se presenten, siempre y cuando se pueda mantener controlado el contagio, y por la parte económica también se han adoptado una serie de medidas para que las personas no tengan razón para salir a la calle por hambre o presiones de sus acreedores .
Se han agregado 690 mil familias a las 811 mil que reciben ayuda por la tarjeta de solidaridad para totalizar 1.5 millones de familias que recibirán un aporte de cinco mil pesos durante dos meses para alimentos básicos, que en el caso dónde hayan personas mayores de edad con precondiciones de salud, tendrá agregado otros dos mil pesos.
Para preservar los empleos en el sector privado, el gobierno aportará 8,500 pesos mensuales para que junto a un aporte del empresario cada trabajador reciba cuando menos un 70% de sus ingresos, sin poder ser molestado por la suspensión de ningún servicio ni por moras de créditos en la banca comercial, que todas han flexibilizado.
Se está dando la batalla, unidos vencemos.