Marzo 31, 2020-. Oxfam presenta hoy una nota informativa titulada El COVID-19 no discrimina, las desigualdades sí, en la que realiza una serie de recomendaciones a los gobiernos de América Latina y el Caribe para fortalecer los sistemas de salud, frenar la pandemia del coronavirus y minimizar sus efectos socioeconómicos.
Lavarse las manos con agua y jabón o evitar el contacto físico resulta muy difícil para el 21% de la población urbana latinoamericana que vive en barrios marginales, asentamientos informales o viviendas precarias, donde el hacinamiento y la falta de servicios básicos son algunos de los factores que crean un ambiente especialmente propicio para el contagio de la enfermedad.
Por otro lado, acatar una cuarentena sin ayuda económica resulta casi imposible para los 140 millones de latinoamericanos que trabajan en la informalidad, sin beneficios sociales e ingresos garantizados. Al respecto, la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL) ha advertido que la pandemia del COVID-19 podría dejar 35 millones de nuevos pobres en la región, incluyendo 22 millones de pobres extremos.
“El incremento enorme de la pobreza que provocaría esta pandemia puede ser más letal que el propio virus. Además de invertir más en salud, los gobiernos deben garantizar los derechos de todos los ciudadanos y ciudadanas, particularmente de las personas más vulnerables y de las que dependen de la economía informal” , señala Asier Hernando, Director de programas de Oxfam en América Latina y el Caribe.
“No se trata solo de un tema de salud pública, sino de desigualdad de género. La mayoría de latinoamericanas trabajan en la informalidad y se ocupan, sin recibir remuneración por ello, de los trabajos de cuidados de los que ahora dependemos más que nunca. Además, ahora que se ven obligadas a quedarse en casa, corren un mayor riesgo de sufrir violencia".
Oxfam llama a los gobiernos de América Latina y el Caribe a tomar las siguientes medidas para contener la propagación del virus y evitar el aumento de la pobreza y desigualdad extremas:
- · Fortalecer de forma inmediata los sistemas de salud pública. Los países de la región invierten en promedio un 2,2% del producto interno bruto (PIB) en salud pública. El mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud es el 4%.
- · Garantizar los ingresos mínimos, proteger el empleo y estimular la demanda y el crecimiento económico con diversos estímulos, incluyendo el fortalecimiento de las transferencias condicionadas ya existentes para las poblaciones más vulnerables.
- · Atender las necesidades y realidades específicas de las mujeres. Estar en cuarentena durante semanas puede aumentar los riesgos de violencia contra las mujeres y las niñas.
- · Tomar medidas fiscales que aseguren los recursos necesarios para enfrentar la pandemia y sus consecuencias socioeconómicas. Aumentar la recaudación de impuestos a la renta y la propiedad, y disminuir la dependencia de los sistemas fiscales en los impuestos al consumo ayudará a aumentar la recaudación e impulsar reformas que han sido postergadas durante décadas.
- · Ofrecer un mínimo de protección social a todas y todos sin excepción, incluidas las personas migrantes, refugiadas, desplazadas y solicitantes de asilo. Todas las personas, incluidas las que están en situación de movilidad humana, deben ser tomadas cuenta en los esfuerzos de preparación y respuesta al COVID-19.
Asier Hernando añade: “El coronavirus ha destapado con crudeza el viejo sistema de desigualdad que rige nuestro mundo. Un sistema que ha terminado fallando. Ahora, los gobiernos de América Latina y el Caribe tienen una oportunidad única para transformar nuestras sociedades y diseñar políticas públicas que garanticen el bienestar de toda la población, y no sólo sirvan para el privilegio de unos pocos”.