SANTO DOMINGO.- La Procuraduría General de la República (PGR) y el Ministerio de Salud Pública trabajan para controlar la propagación del coronavirus (COVID-19) en la Penitenciaría Nacional de La Victoria.
En ese sentido, el procurador general de la República, Jean Rodríguez, hizo un llamado a los familiares de los internos para que no visiten dicho recinto penitenciario ni ningún otro, ya que aunque no tengan contacto directo con los internos, la manipulación de los alimentos que les llevan o el contacto con el personal de seguridad y administrativo, puede contribuir al contagio, al tiempo de reiterar que las visitas están totalmente prohibidas en el penal y que los internos disponen de la asistencia médica y la alimentación necesaria, ya que se han aumentado las raciones alimenticias en La Victoria y en todos los demás centros.
Dentro las medidas preventivas implementadas en La Victoria, dijo también que las autoridades del Ministerio de Salud Pública en coordinación con la Dirección General de Prisiones intervinieron el penal el pasado fin de semana y que desde entonces han realizado más de 500 pruebas a los privados de libertad, además de que han procedido a aislar y trasladar a los internos que han dado positivo al COVID-19 y a los que han tenido contacto con ellos y con los dos fallecidos presumiblemente afectados por la enfermedad, así como a los que presentan síntomas.
Señaló que también ambas instituciones han realizado una amplia jornada de desinfección e higienización de ese recinto penitenciario.
En tanto que con relación a los casos de COVID-19 que se han detectado en La Victoria, la institución a cargo del sistema penitenciario dominicano, dijo que en esos casos pudo haberse violado los protocolos establecidos, ya que es el único recinto penitenciario de los 41 centros del país, donde se han detectado casos después de la implementación de las medidas que pusieron en marcha en el sistema penitenciario nacional el pasado 18 de marzo para evitar la propagación de la enfermedad y proteger, sobre todo a los más vulnerables, como las personas de más de 60 años de edad, los que padecen de hipertensión, diabetes o enfermedades terminales.