Santo Domingo.- El presidente de la Asociación Nacional de Empresas e Industrias Herrera, (ANEIH), Leonel Castellanos Duarte, consideró que llegó la hora de ponerse de acuerdo en torno a un plan estratégico de contingencia entre el liderazgo de todos los sectores del país, que pondere la factibilidad de una apertura gradual de los sectores productivos nacionales bajo condiciones preestablecidas, y un protocolo especifico en cada empresa, conforme a las normativas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para evitar el contagio del COVID- 19.
A tenor, sugirió hacer un levantamiento sectorial de la economía a fin de dar inicio de manera gradual a la apertura de los establecimientos comerciales e industriales, con normas establecidas en cada empresa y bajo el protocolo de distanciamiento de los trabajadores.
Estas empresas identificadas, según el nivel de encadenamiento con los sectores prioritarios, de salud, y la alimentación, el suministro de productos y equipos de mantenimiento industrial, material eléctrico, repuestos, y las ferreterías que son establecimientos de prioridad para resolver problemas en la casa, ductivos, sus particularidades individuales, así el sector de la construcción bajo el mismo protocolo, por sus aportes a la generación de empleo con productividad, y la cantidad mínima de trabajadores que se requieren.
Para el dirigente empresarial, tras lograr controlar la crisis sanitaria que acusamos, reactivar la operatividad de las empresas y preservar el empleo debe convertirse en un objetivo nacional, a fin de posibilitar la recuperación de la producción y estimular la capacidad de consumo.
“De lo que se trata es de activar de forma controlada los sectores empresariales pues los ingresos se sitúan en cero, y de mantenerse esta paralización estamos compelidos al cierre del aparato productivo con empresarios endeudados y sin infraestructura de trabajo, con una fuerza laboral paralizada y sin plazas vacantes, y esto indudablemente ninguna economía le conviene, tanto por la reducción en los ingresos fiscales, como por la incapacidad financiera que acarrea para asumir los costos asociados con la crisis”, apuntó Castellanos Duarte.
“Y aunque si bien es cierto que mientras la crisis sanitaria no esté resuelta la situación económica será muy sombría, urge salvar el aparato productivo y el tejido económico empresarial para por ende, ayudar a salvar el país”, añadió.
Para el dirigente empresarial, los impactos derivados de la pandemia del COVID-19 no constituyen una crisis económica convencional, en la que la contracción de la demanda obliga a los gobiernos a liberar recursos para elevar el gasto, porque no va a ocurrir como en otras ocasiones, ahora el consumo será muy limitado a productos de primera necesidad, por las características del COVID-19, las personas no salen a plazas a comprar productos que no sean los necesarios.
“La calamidad que atravesamos es una crisis donde la actividad económica se está hundiendo porque las empresas no pueden producir por falta de suministros, o porque la cuarentena obliga a sus trabajadores a quedarse en sus hogares, y en este contexto las políticas estatales no deberían enfocarse en restablecer el nivel de actividad anterior con política expansiva de la demanda porque no redundarán positivamente, las medidas en este caso deben orientarse a evitar una crisis social derivada de la falta de ingresos para consumo básico”, enfatizó el presidente de la ANEIH.
Planteó que el inicio de las empresas debe estar complementado con la continuidad del Estado de un plan masivo de pruebas COVID-19 para los casos sospechosos con síntomas.