LIMA, 30 Abr 2020 (Corresponsal de IPS) – Millones de trabajadores de América Latina y el Caribe conmemoran su día este 1 de Mayo confinados y con riesgo de perder sus ingresos, por el desplome de la actividad económica que acompaña la covid-19, expuso en un informe la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Unos 158 millones de personas que trabajan en la economía informal, equivalentes a 54 por ciento del empleo total en la región, han visto reducidos sus ingresos hasta en 81 por ciento, muy por encima de la media mundial de 60 por ciento, según el informe de la oficina regional de la OIT.
Según sus cálculos, en lo que va de año hasta este jueves 30 se han perdido 10,5 por ciento de las horas de trabajo, equivalentes a la labor de 31 millones de empleos de tiempo completo (48 horas semanales).
La OIT aclara que es un dato de impacto sobre el empleo, no del desempleo, que afecta a otros 25 millones de personas en la región.
El nuevo coronavirus resultó "un enemigo invisible, que ha impactado los mercados laborales y puso en evidencia la inestabilidad laboral, bajos ingresos, precariedad, y escasa o nula protección que implica trabajar en condiciones de informalidad", observó el director regional de la OIT, Vinícius Pinheiro.
Una gran mayoría de esos trabajadores informales, 89 por ciento, 140 millones de personas, están en riesgo de perder medios de subsistencia debido a las restricciones de la actividad económica.
La OIT también se preocupa porque en todo el mundo se perturba la actividad de unos 436 millones de empresas, más de la mitad de ellas en comercio mayorista y minorista, con elevadas tasas de ocupación en situación de riesgo.
"Nunca antes los mercados laborales de América Latina y el Caribe habían enfrentado un desafío de estas magnitudes, vamos a tener que reconstruir el mundo del trabajo, y eso implica tomar medidas para restaurar un entramado que incluye al empleo, a los ingresos, y a las empresas", destacó Pinheiro.
Junto con las recomendaciones a los gobiernos para la protección general de la población, la OIT agrega la necesidad de medidas de seguridad y salud en el trabajo.
"El lugar de trabajo como lo conocíamos no existe más. Se ha convertido en territorio donde se libra una batalla decisiva contra la pandemia", dijo Pinheiro.
Por su parte, la Confederación Sindical de las Américas (CSA) pidió en una declaración con motivo del 1 de Mayo que los gobiernos "prioricen la salud, los empleos, los salarios y la protección social frente a los intereses de las grandes empresas y el capital financiero".
Los gobiernos además deberían "tasar las grandes fortunas y las grandes ganancias, y confiscar los fondos ilícitos ocultos en las guaridas fiscales en todo el mundo, para atender esta emergencia", según la CSA, que reivindica 55 millones de afiliados a través de las centrales sindicales en el hemisferio.
También alertó sobre "las tendencias autoritarias y amenazas a la democracia que, bajo el discurso de los estados de emergencia, adoptan los gobiernos para enfrentar la crisis y se traducen en la disminución de los espacios democráticos, los derechos políticos y el ataque a conquistas históricas de nuestras sociedades".