Por Juan Matos,MSc.
Hace unos cuantos días, para alivianar la carga del confinamiento, desempolvé junto a mi hija el Nintendo Wii y nos pusimos a jugar el clásico Super Mario Bros 3, mientras la veía jugar, miré en mi celular un tuit de Donald J. Trump que me sorprendió: “Hell is partying. Rest in peace, my friend Kim Jong-un” traducido al español el tuit enunciaba “El infierno está de fiesta. Descansa en paz, mi amigo Kim Jong-un.”
En esos días se especulaba y casi se daba como un hecho la gravedad del líder norcoreano e incluso, se hablaba de la posibilidad de su muerte y conociendo lo controversial de Trump, no dudé, compartí y comenté este tuit para enterar a mis seguidores sobre el “deceso de Kim”, minutos más tarde me di cuenta de que la cuenta era falsa y la noticia también.
La cuenta, creada para satirizar a Trump, tenía la misma foto de la oficial, el mismo nombre, pero de usuario tenía @RealDonaldTrumq y no @RealDonaldTrump, incluso al lado de su nombre, con intención de confundir aún más, tenía un icono que se asimilaba a la insignia de verificación que asigna twitter a las cuentas de personalidades para validar su autenticidad.
Advertí la falsa y eliminé el tuit para frenar su difusión, pero un usuario de twitter, de esos que se divierten con la sátira, tomó una captura de mi publicación y me recriminó haber hecho retweet a la falsa noticia pese a que conozco el tema y a pesar de que he publicado artículos advirtiendo sobre este problema.
Le explicaba a quienes me cuestionaban por mi equivoco, que incluso Einstein, una de las mentes más brillante de la humanidad, erró en la prueba de su más famosa ecuación E = mc 2, entonces ¿Quién era yo como para no equivocarme?
¡Ni los expertos se salvan! Si no estamos atentos a los detalles, si no validamos la veracidad y el comportamiento de las cuentas en las redes sociales, como me pasó a mí, podrías caer en la trampa de la desinformación.
Aunque en este caso la cuenta falsa @RealDonaldTrumq sencillamente tenía como fin satirizar al presidente norteamericano, en nuestro país, tal como expliqué en un artículo anterior, tenemos un problema mayor, decenas de miles de cuentas falsas y bots que simulan ser ciudadanos comunes pululan en las redes sociales para generar opinión de corte social y político, con intención de endosar y refutar, según su conveniencia, las conversaciones que de manera natural en los medios sociales se desarrollan.
Indudablemente tenemos que ejercitar de manera permanente nuestro olfato digital, para no caer en el gancho de dar credibilidad a toda la bazofia que escupen los bots y cuentas falsas en las redes sociales, principalmente en etapas electorales.
twitter: @juanmatos