La reciente encuesta de Mark Penn Stagwell ha dejado sorprendido a muchos dominicanos, porque los resultados que arroja no están en consonancia con lo que se percibe en la calle, donde de forma clara el PRM goza de una mayor intención de votos que el PLD, distante al empate técnico de 39 a 37 que ofrece la firma que dirige el doctor Bernardo Vega.
Expertos en la materia estiman que el problema consiste en un mayor margen de error, al realizarse las entrevistas, a las personas encuestadas, por la vía telefónica, lo que genera suspicacia en segmentos que dependen económicamente de empleo en la administración pública o de las diversas formas de asistencialismo que ofrece el gobierno de Danilo Medina, el cual apoya a Gonzalo Castillo, candidato del oficialista Partido de la Liberación Dominicana.
Fuentes crediticias confirman que Gonzalo Castillo se ha beneficiado políticamente de la epidemia del coronavirus, que es una realidad su repunte no sólo al ofertar vocación de servicios a través de sus empresas sino por el incremento del asistencialismo de parte del gobierno, ya que hasta personas que nunca han trabajado han recibido algún beneficio material.
A Gonzalo Castillo tanto Mark Penn como otras firmas encuestadoras le atribuyen recibir una significativa sumatoria de la aprobación popular que tiene Margarita Cedeño de Fernández.
Algunos círculos de opinión, sin embargo, se resisten a creer que el PRM haya bajado en su intención de votos favorables, pues durante todo el trayecto de la crisis sanitaria esa organización se ha mantenido juramentando dirigentes del PRD y movimientos independientes en el sector externo.
La verdad es también que la mayor franja del electorado independiente se ha volcado a apoyar al candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno, organización que tiene un voto duro ascendente al 92%, conforme a la misma encuesta de Mark Penn.
Se alega que un posible yerro del candidato presidencial perremeísta radica en la selección de su vicepresidenta, una señora poco conocida y proveniente también del sector empresarial, cuando pudo escoger a una dama más conocida y perteneciente a la clase media o baja.
Posiblemente el crecimiento de Gonzalo Castillo provenga de la Fuerza del Pueblo, cuyo candidato es el doctor Leonel Fernández, que apenas alcanza un 10%, a pesar de tratarse de un expresidente de la República, que gobernó el país durante 12 años y tener un alto nivel intelectual, pero con la desventaja evidente de ocupar un tercer lugar, en un país donde las fuerzas tienden a bipolarizarse.
Algunos expertos en marketing político estiman que Leonel Fernández no ha podido organizar bien a su partido en todo el país, no ha sabido rodearse de jóvenes de rostros frescos, que tiene una candidata vicepresidencial que no le ha sumado y, peor aún, estar rodeado de personajes de alto rechazo político, empezando por Roberto Rosario Márquez, expresidente de la JCE.
Empero, en círculos de opinión independiente se desaprueba que Leonel Fernández cuente con un 10%. De hecho el grueso de las firmas encuestadoras le atribuyen una aprobación más favorable.
La firma encuestadora Mark Penn Stagwell ganó crédito y prestigio por sus aciertos respecto a las primarias del PLD, del 6 de octubre de 2019 al adelantar un empate técnico; y también por los resultados de los comicios municipales del 15 de marzo. Se trata de dos verdaderos retratos.
No significa, sin embargo, que todo lo que publique esa empresa de investigación hay que darlo como un hecho. En esta oportunidad sólo se tomó una muestra de mil personas, en vez de 1,200 como suele ser, pero ese no deja de ser un dato secundario con relación a preguntas formuladas por la vía telefónica, donde a ciencia cierta los encuestados no saben la procedencia del interrogatorio y muchos pueden sospechar que viene del propio gobierno.
Evidentemente que ese dato contamina la investigación, la cual resulta difícil de hacerse de manera personal por la afección de epidemia de coronavirus de que es objeto la población dominicana. Esa encuesta tampoco abarcó a los dominicanos residentes en el exterior, los cuales respresentan un 8% del electorado nacional.
Estamos en medio de una guerra de encuestas, la mayoría pagadas por los partidos políticos, con la finalidad de ofertar percepciones. Sólo la Gallup, Greemberg y Mark Penn Stagwell gozan de credibilidad, pero las circunstancias sanitarias por las que atraviesa el país posiblemente impidan elaborar una ficha técnica adecuada y cumplir con los rigores científicos que demanda este tipo de estudios.
Para tener proyecciones creíbles, objetivas, se requiere de un ambiente sanitario normal, que las firmas investigadoras serias tengan la oportunidad de realizar mejores trabajos, indistintamente de los lugares que ocupen los tres principales partidos políticos y sus respectivos candidatos presidenciales.
La metodología usada en la reciente encuesta de Mark Penn Stagwell ha generado contradicciones y hay quienes sostienen de forma valedera que en esa investigación hubo un mayor margen de error. En vez de un 3% el margen de error podría estar rondando un 8% sostienen.