El doctor Leonel Fernández está en el ruedo electoral con miras a las elecciones nacionales del 5 de julio del cursante año de 2020, en un ambiente electoral complejo dada la pandemia del coronavirus. De una parte, Luis Abinader ha conseguido unificar, a toda la tradición perredeísta con todo lo malo y lo bueno que ello conlleva.
De otra parte, la familia peledeísta se encuentra desmoralizada arriba y desapareciendo abajo. La cúpula histórica del PLD no ve con agrado el que su espacio político y su oportunidad ganada en laboriosos años de trabajo político, hayan sido endosados a un advenedizo. Esto ocasiono los cismas pos elecciones de los procesos electorales de 1990 y del 1994 de ese partido, cuando su líder histórico, Juan Bosch, impuso primero a José Francisco Hernández y en 1994 al propio doctor Leonel Fernández. Claro, Danilo Medina no será juzgado por ello en su momento de poder, pues el PLD nunca ha hecho crisis en periodos electorales, sus crisis son siempre pos elecciones.
Ante la situación, las bases desertan, se cambian de partido o bien no sienten ya la pasión que las movilizada otrora. Porque su líder es Leonel Fernández y la cúpula lo forzó a dimitir. Observan que ese partido perdió su rumbo. Lo hablan en voz baja porque todavía hay despojos políticos a percibir.
El sector más expresivo se ha marchado ya y otra masa mayor se mantiene dentro debido a las ventajas que les ofrece el poder, pero ¿Cómo y por quién votarán? Esta es una pregunta que solo podrá encontrar respuesta el 5 de julio. De momento, Leonel está convencido de que votarán por él y, la crítica objetiva, advierte que si hay segunda vuelta y Leonel califica, será presidente por cuarta vez de la República Dominicana.
Realmente, Danilo Medina, debería haber admitido ya que las premisas de las cuales partió han sido equivocadas, la principal de entre ellas, es la que sostenía que bajo ninguna circunstancia Leonel abandonaría el PLD, pero, al parecer no se ha dado cuenta de que no lo abandono, lo obligaron a hacerlo. Este solo hecho obliga a una reflexión que, al parecer, ya no se hará, al menos públicamente, ni mientras dure la campaña. Si lo observara se daría cuenta de que tuvo razón, pero se cometieron errores en el proceso, por no hablar de fraude que, por necesidad, lo obligaron a marcharse. Según este razonamiento, Leonel puede prescindir de la cúpula siempre que las bases del partido le den su apoyo, de no conseguirlo estaría en dificultad.
Otro elemento, es si Luis Abinader será capaz de conseguir la victoria en primera vuelta, los viejos robles del otrora PRD enquistados en el PRM, creen que si, pues nunca han sabido de matemática electoral. Cierto sector de la juventud, gente de una segunda y de una tercera camada generacional del perredeísmo lo creen también; sin embargo, las cosas no son como aparentan, la realidad es que tenemos un pastel electoral dividido en tres porciones que cada vez con mayor ímpetu, resultan parecidas. Por no decir en equilibrio. Esto es: todo conduce a que habrá segunda vuelta. Sobre todo, porque las tres principales ofertas electorales son de centro derecha: Leonel, Luis y Gonzalo. Por tanto, así como se asemejan los candidatos se asemeja el electorado: Luis con una simpatía popular originada en su frescura y ausencia de tasa de rechazo, pero duro de vender como producto electoral.
Su propaganda es penetrante y dirigida a las masas, la mujer y los jóvenes; Gonzalo Castillo con dos lastres, el que acompaña a su persona, y el hartazgo del gobierno que representa resulta un producto no competitivo pero no despreciable porque cuenta con el apoyo del gobierno y, por momento, pareciere que lo está ejerciendo ya; tanto Luis como Gonzalo lucen cercanos a la gente; y Leonel, con una significativa tasa de rechazo consecuencia de haber ejercido el poder en tres ocasiones, pero a la vez, esta que es su debilidad es también su fortaleza, pues tiene realizaciones a ojos vistas que son valoradas positivamente. El metro como su oferta electoral en general, son las más precisas y solidas pero debería hacer más por lograr la empatía de sectores específicos y presentar con mayor eficacia su estructura partidaria y sus candidatos congresuales. Es el candidato ideal para afrontar la crisis nacional e internacional que presenta la sociedad y el Estado.
Luis apuesta a los hartazgos como factor que hará la diferencia a su favor, Gonzalo Castillo que entiende que el poder político y el dinero lo puede todo, sin detenerse sobre el fracaso que significo para Miguel Vargas ese razonamiento.
De su lado, Leonel Fernández, entiende que en el país existe un hartazgo no solo contra el gobierno sino contra los políticos que carecen de valores y de principios, opina que aquí se puede repetir la experiencia salvadoreña de Bukele o la de Podemos en España. Lo que no observa es que ni es Bukele ni es Pablo Iglesia. En ambos casos, estamos ante líderes populistas, uno de centro de derecha y el otro de centro izquierda. En cambio, Leonel es un líder de centro derecha y aunque si bien es cierto que muchos candidatos se desdoblan haciendo campañas populistas para luego gobernar como líderes pragmáticos, no es su caso, es un político de una sola pieza, incapaz de asumir un discurso de barricada.
Bosch, Balaguer y Peña Gómez representaron una trilogía que hizo del discurso de barricada su mayor activo político, uno desde la centro izquierda, el otro desde la derecha y el tercero como líder que enardecía a las masas con su verbo incendiario. Nada de eso existe ya, lo único tangible es que el votante que se informa a través de las redes sociales representa el veinte (20%) por ciento del electorado. Como que dichos comicios se llevaran a efecto, sobre la peor pandemia que ha sufrido el mundo moderno, una pandemia global que hará que un porcentaje significativo de votantes, se queden en sus casas ¿Quiénes se quedarán? Cualquier especulación resulta insensata después de lo de la Plaza de la Bandera.
Allí acudió a protestar un público que se suponía apático a temas políticos y muchos menos interesados en votar. Igual ocurre con el voto femenino y el de las minorías de género ¿por quién se inclinarán? El único voto que parece militante en la actualidad es el voto religioso ¿a quién premiará y a quién castigará este? El debate o presentación de los tres candidatos en la pantalla chica presentara ganadores y perdedores, pero tampoco define la contienda. DLH-3-6-2020