Ojos y orejas se entreabrieron, en los bordes de una conmoción intrigante, la noche del miércoles 10 de junio del 2020, cuando en una alocución a la Nación el candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Rodolfo Abinader, reveló que había sido alcanzado por los rayos del coronavirus. Y anunció, al igual que jefes de gobiernos del mundo que dieron positivo en los tests del Sars-Cov-2, que proseguirá su labor virtual desde su residencia, hasta su pronta recuperación.
En la articulación de sus palabras, es seguro que muchos televidentes se colocaron las manos sobre la cabeza -y no era para menos-, con la interrogante de qué pasará…Sin ambages, rememoremos que una amplísima franja de los dominicanos son piadosos ante los padecimientos humanos, y que se identifican con los que sufren de dolencias o son víctimas de embestidas físicas e injusticias.
El puntero postulante de Abinader apostilló que sus médicos están optimistas en su pronta recuperación, porque no es un paciente de riesgo, y que aguardan que en pocos días supere la enfermedad. Así ha acontecido –anotamos nosotros- con Boris Johnson, primer ministro de Inglaterra; Jair Bolsonaro, presidente de Brasil; Justin Trudeau, primer ministro de Canadá; Marcelo Rebelo de Sousa, presidente de Portugal; el italiano David Sassoli, presidente de la Eurocámara; Masumeh Ebtekar, vicepresidenta de Irán, y otras figuras de Estado.
Angela Merkel, canciller de Alemania, voluntaria y precautoriamente se sometió a un aislamiento en Berlín, y desde su casa despachó, sin dificultad, los asuntos presidenciales. Y Abinader fue vehemente en que continuará su campaña electoral por los instrumentos mediáticos, en virtud de las facilidades y auge preponderante de las telecomunicaciones desde su hogar, junto a su esposa Raquel Arbaje, quien también dio positivo al Covid-19.
Médicos ni magos están facultados para señalar dónde contrajeron el virus, pero es altísima la probabilidad de que haya sido en encuentros de su campaña o en la Ruta de la Solidaridad. Se jugó la vida visitando hospitales, centros religiosos, hogares de adultos mayores, el Palacio de la Policía Nacional, el Colegio Médico y otros establecimientos, en los cuales entregó hospitales, insumos médicos, ambulancias y raciones alimenticias.
En un principio, Abinader implementó su campaña presidencial desde su residencia, obedeciendo, para dar un ejemplo de respeto a la ciudadanía, a las disposiciones de la cuarentana y el estado de emergencia decretado por el gobierno, pero los ataques de los adversarios –que lo acusaron de cobarde- y el desafío temerario de su principal competidor le conminaron a volver a las visitas de espacios cerrados y a desplazarse por pueblos y barrios, acogiéndose a un protocolo sanitario precautorio.
¿Cuál será el impacto de su reclusión domiciliaria?
1.- Ha dado una demostración de transparencia y sinceridad, como lo matizó en su alocución.
2.- Confirmó que las figuras públicas no tienen vida privada, aunque sí intimidad, y que están en el deber de explicar a los ciudadanos sus inconvenientes de salud y los orígenes de sus bienes.
3.- Expresó buena fe para contagiar a otros, en un autoaislamiento responsable.
4.- Justifica por qué en los próximos días no efectuará visitas, recorridos ni recibirá a interesados.
5.- Desarticula los ataques y campañas sucias, en vista de que quien lo haga por su impiedad recibiría un abominable repudio, porque se trata de una situación humana y sensible.
6.- Genera solidaridad hasta en los rivales, que se despojan, por el tiempo de convalecencia, de las crueldades que se anidarían en las honduras de sus cerebros.
7.- Los perjudicados/víctimas e indefensos generan compasión y simpatías. Por esa razón, son exitosas las campañas por la obtención de fondos para la filantropía, y los mártires surgen de los más resonantes sacrificios.
8.- Estará presente en el escenario, potencializando las tecnologías de la información y la comunicación, con nuevos mensajes y con una publicidad que está en ejecución y diseñada.
¿Cambiará la correlación de fuerzas?
Para proyectar si este percance mejorará o no el posicionamiento de Abinader, tenemos que partir de variables y criterios de marketing electoral, en los vértices de la hoja de ruta de la campaña, la incidencia del nuevo neuromarketing, la teoría de la decisión, la segmentación del mercado electoral y el cambio de escenario de presencial a mediático.
Variar la decisión del voto se vierte en cuatro porciones de la segmentación de mercados o targets:
1.- Los seguidores fieles y firmes (voto duro).
2.- Los flotantes no partidistas, que han sufragado por otros candidatos.
3.- La población abstencionista.
4.- Los votantes inciertos (opositores de diferentes estancias).
Los votos duros (en su mayoría partidarios) difícilmente retrocedan, porque la decisión está tomada sólidamente y hasta fanáticamente.
Los flotantes, abstencionistas e inciertos, que son la minoría en el concierto general, pueden ser influidos favorablemente, particularmente a través del neuromarketing macroentorno: visual, auditivo y gestual. O sea, con la comunicación a distancia, como las videoconferencias y la intensificación de los anuncios grabados, se superiorizan los mensajes motivacionales y psicográficos/actitudinales.
La otra vertiente, el microentorno presencial o intercambio personal, como el kinestésico o tacto, olfato o gusto, en las actuales circunstancias fertilizan con escasez, porque los actos públicos están suspendidos/restringidos por la pandemia. Quiere decir, lo presencial ha pasado a ocupar un sitial terciario o más distante, aunque émulos se movilicen en horas nocturnas.
En perspectiva de este contratiempo, los programas y metas con una hoja de ruta que ya están definidos, la persistencia publicitaria de los mensajes que ya están en el aire y la funcionalidad de una artillería espacial sin la presencia física del candidato, el posicionamiento se mantendría firme en el segmento duro y podría subir y no bajar en los indecisos. Altas son las probabilidades de que a Abinader se le aplique el adagio de que no hay mal que por bien no venga. Se le obsequia la más monumental oportunidad para triunfar diáfanamente.
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11 de junio del 2020.