A guisa del método dialéctico, la ley de la transformación (en sus ramajes biológicos, societarios y gubernamentales) marcha, indeteniblemente, como el carrusel de la tecnología de la información y la inteligencia artificial. Mercadológicamente, dos componentes impactan en la atracción del voto: el racional, cautivado por la satisfacción de la tradicional trilogía de “pan, techo y empleo”, y el emocional, como el eslogan, el hechizo matriz de campaña para ganar.
En un entorno de incertidumbre, en que no han sido satisfechas las jerarquizadas necesidades humanas: el panecillo, la casa/albergue y la plaza laboral, con más de millón y medio sin trabajo y unas 300 mil pequeñas y medianas empresas en el pozo más calado, toca al candidato presidencial del gobierno el peor escenario. Revise a ver si en sociedades democráticas la continuidad, abierta o encubierta, ha escapado de la fogata que penumbra en la ceniza.
Y, en el péndulo de la adversidad gubernativa y pandémica, se aposenta como altísima la probabilidad de que se revierta en el descalabro comicial la manipulada bulla delantera mediática amparada en encuestas desprestigiadas, en un alud de mensajes sin credibilidad de la fuente, por su trivialización seductora confusionista, y la excesiva de una simplista estrategia demagógica adormecedora.
El ejercicio prolongado del poder desgasta con la mirada puesta en la esquela mortuoria, más cuando la política económica y los actos espurios de los gobiernos descienden los niveles medios y bajos de la pirámide social. Y sus candidatos suben pasajeramente –en una fallida imitación del salto del canguro- en la pavorosa y alienante chimenea del lanzamiento de propinas, porque son muchos los que aparentan, escondiendo sus miserias en los rincones de sus dolorosas quijadas, que les compensarán con una boleta pero que, en esencia, les juegan trastadas en la pretensión de correrles con ese escupitajo. Memorizan el griterío de que “cogemos las funditas, y no somos reformistas”.
Y, en el manoseo de esas dádivas, se triunfa electoralmente donde florea, con el fulgor de las palabras y los sonidos, el eslogan que fragancia la transformación, que se impregna en la memoria humana. Veamos unos pocos: “Por el cambio” (Partido Socialista Obrero Español –PSOE- en comicios de 1982); “Por las personas, por el cambio” (Bill Clinton, Partido Demócrata de Estados Unidos, en 1992); “El voto del cambio” (Vicente Fox Quesada, México, en el 2000); “Por el cambio a la uruguaya” (Partido Encuentro Progresista, en el 2004); “Súmate al cambio” (Partido Popular, España, 2011); “Más cambio, mejores barrios” (Gonzalo Durán, candidato a Alcalde de Chile por el PS, 2018) y “Concepción necesita un cambio ahora” (Enrique van Rysselberg-UDI- Chile, 2018).
La dialéctica se erige como puente en la confrontación entre los que están (representación de lo viejo) y los que vienen (encarnación de lo novedoso). La saturación, que atiza la descompensación comunitaria, banderea en las denuncias, las opiniones impugnativas y las murmuraciones habitacionales. Se oye decir que un envejecido equipo de burócratas, que miran de reojos y pronuncian discursos pálidos, pregona que harán lo que nunca han hecho.
Lo que está. Diarios e instrumentos electrónicos se atestan de denuncias y amonestaciones que pinchan imágenes y que, en la desconfianza, le desfavorecen en la competencia. A saber: el incremento de la corrupción (Odebrecht, Punta Catalina, el Metro, Obras Públicas, etc.), la impunidad, el despilfarro, el clientelismo, el endeudamiento público, la intolerancia, la delincuencia común, la exclusión, la precariedad laboral, el desequilibrio salarial, el deterioro de los servicios públicos (salud, electricidad, etc.), la desigualdad/marginalidad, los macanazos en espacios públicos, la disminución de la calidad educativa, el control palaciego del Congreso y la Justicia, el crecimiento macroeconómico sin desarrollo y el brote de la denominada oligarquía peledeista.
Lo que viene (Luis Rodolfo Abinader-PRM): refundar el Estado.
1.- Apoyar a los jóvenes con trabajo y empresas para generar incubadoras de empleos en los barrios.
2.- Incentivar el emprendimiento de las mujeres, especialmente a administradoras del hogar y madres solteras.
3.- Promover una ley de protección social, con pensión solidaria, estancias infantiles y “Familias de cariño”.
4.- Crear 600 mil empleos en cuatro años y revertir la informalidad, priorizando las inversiones, las exportaciones y otros sectores productivos.
5.- Reducir la corrupción, con tolerancia Cero, a través de un efectivo régimen de consecuencias.
6.- Accesar a las tecnologías de la información y la comunicación y el comercio electrónico, para crear capacidades y oportunidades.
7.- Racionalizar los recursos, eliminando instituciones con funciones duplicadas y unificando la gestión gubernamental, para la calidad del gasto en transparencia y rendición de cuentas.
8.- Extender los servicios públicos: luz, agua, transporte, etc.
9.- Ampliar el Observatorio de Seguridad Ciudadana nacional y provincial, a fin de proteger a la sociedad.
10.- Simplificación tributaria, supresión de impuestos no recaudadores y agilizar los pagos de adelantos.
11.- Desarrollar un turismo más cultural, ecológico, de salud, educativo y de negocios.
12.- Promover la sostenibilidad ambiental y la gestión amigable con el medio ambiente, particularmente los parques y ecosistemas nacionales.
13.- Construir un poder ciudadano, sustituyendo el clientelismo por derechos, el pluralismo y la participación.
14.- Reestructurar el Consejo de la Magistratura y el Ministerio Público, para la imparcialidad e independencia de la Justicia.
15.- Equilibrar los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
16.- Reorganizar el Consejo Nacional de Desarrollo y los Consejos Municipales y Provinciales, con una distribución nacional del presupuesto.
17.- Mejorar la alimentación, la educación y la salud, para una seguridad digna.
18.- Perfeccionar la calidad educativa, con incentivos para los docentes.
19.- Fomentar programas de inclusión y atención integral a las personas con discapacidad y adultos mayores.
20.- Incentivar la industria cultural, vinculándola con el turismo, para motorizar la economía naranja.
Si los que gobiernan emanan cansancio en su voluntad quebrada en la verja de la incertidumbre, y los que aspiran a sustituirles irradian hambre de ejecutar proyectos novedosos, en el tejado del optimismo, más oportuno sería salir de ese caduco círculo vicioso, para desarticular eventuales futuras perturbaciones comunitarias. Para quitarle presión a la olla social, favorece aplicar la teoría del equilibrio, y abrir paso a un nuevo liderazgo gubernamental, transformista hasta en la reducción del presidencialismo.
La alternabilidad democrática fulgura como más viable y emergente, suplicada por la necesidad imprescindible de abatir la inestabilidad macro-financiera en sus vertientes endógenas y exógenas, y robustecer la institucionalidad, que proporcionen una nueva oxigenación y una respiración más fluida.
La renovación propuesta por Abinader aconseja que sea macrosocial (empleos, ensanchamiento laboral, seguridad social, etc.) gradual y expansiva, en la ondulación de la doctrina estructural funcionalista del statu quo o sistema social imperante. Tendrá que ser, también, paradigmática, con énfasis de las reestructuraciones económicas, políticas, ambientales y socio-culturales, matizando en los valores y las normas.
El 5 de julio usted podrá ayudar a reemplazar el bastón de mando en la jefatura del Estado, para sepultar la incompetencia caótica y calamitosa, y revolucionar para una mejor inspiración y resollar….
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16 de junio del 2020.