Por José Ricardo Taveras Blanco.-No me he referido a Gallup, lo haré preguntándome únicamente porqué forzaron un escenario de primera vuelta castrando el universo de 1,400 muestras, imagino, no sé de eso, que los métodos implican una valoración del papel del 24% de indecisos. Sin embargo, no me detendré en eso, solo me limitaré a pedirles que anoten, y después hablamos, dos factores inmedibles: el miedo y la subsistencia.
El miedo abunda como nunca antes entre los empleados y beneficiarios de programas sociales, ellos son más de 2 millones, han logrado sembrar el terror a perder lo que se tiene.
La subsistencia, el mismo miedo que tiene una gran parte de la población metida debajo de la cama, es el factor bumerán que se anclará sobre el cuello del poder inmisericorde que amenaza, las bases sociales que hoy son víctimas de la amenaza de perder sus medios de vida saben que Gonzalo no compite y también saben que la única esperanza que les queda es que Leonel Fernández clasifique.
A los dos factores anteriores, le añado el factor del temor legítimo del elector reflexivo, el que se da cuenta que los intereses establecidos conducen al país para atraparlo en una solución de primera vuelta, auspiciar “negociaciones” en aras de la gobernabilidad y la “democracia”, la falsa, porque la verdadera viene gravemente herida desde octubre.
Ese elector sabrá reflexionar, sabe que los ajustes de cuenta democráticos se hacen a través del voto y no renunciará a la posibilidad de que echar el verdadero pleito que evite el retroceso, ese que nos impone el desatino de la pasión del poder suicida, y el otro, el que vestido de “cambio” nos lleva a los brazos de los mismos actores que hundieron el país en el pasado, esos mismos que nos dieron un avance del hambre vieja con que pretenden “cambiar” el actual estado de cosas, sin que siquiera podamos otear a través de su insípido mensaje un reconocimiento elemental de los desafíos que les esperan, no me sorprende, son los mismos, reciclados y con mucho más hambre que antes.
En pocas palabras, preparémonos a contar los votos, si el país insiste en aferrarse a las emociones de un “Se Van” irreflexivo, sabiendo muy bien quienes vienen, es su derecho, pero ajustemos los cinturones, nos esperan muchas lecciones por aprender y espero sinceramente equivocarme. Hasta el 5 de Julio, en espera del amparo de Dios, si acaso los hombres seguimos arrodillados frente al desatino de poner nuestro futuro en manos de las emociones.