El temor inducido siempre fortalece nuestras convicciones, y no hay peor acción que intentar amedrentar a un adulto.
Este domingo 5 de julio, el pueblo dominicano decidirá en las urnas la escogencia de un nuevo modelo de transparencia en la conducción del Estado, o por el contrario, la continuación de la corrupción.
Obscena corrupción que diariamente nos empobrece y que la población ve como uno de sus principales males, testificado nuevamente en las recientes encuestas difundidas.
¿Cómo puede haber bienestar colectivo si el robo en el sector público y privado carga con los recursos del Presupuesto Nacional?
La gente honesta aspira a una sociedad donde impere la justicia y la aplicación de normas que propicien el bienestar y la redistribución de la riqueza, sin la excesiva concentración del poder en los grupos tradicionales.
Nuestra juventud que lucha superándose para alcanzar mejores niveles de vida, bien merece un liderazgo renovador que supere el estancamiento institucional prevaleciente.
Que la justicia retome su independencia en el reordenamiento jurídico nacional, y que vayamos a un estado de derecho donde todos tengan acceso a la defensa, sin la imposición de los privilegios.
Todas las áreas alrededor del montaje de estas elecciones extraordinarias deben ser blindadas de protección, transparencia y total respeto al voto popular.
Los miembros de la Junta Central Electoral (JCE) tienen la responsabilidad patriótica de conducir y administrar un evento comicial sin traumas y totalmente transparente.
Que nadie se atreva a intranquilizarnos e intentar sabotear un proceso electoral que perfila como ganador en primera vuelta al licenciado Luis Abinader, según las firmas encuestadoras más creíbles y reputadas.
Los dominicanos viviremos otra experiencia decisiva para el fortalecimiento de nuestras instituciones.
Se acerca vertiginosamente nuestra cita con la historia en un marco protocolar sanitario sin precedentes.
Y venceremos el miedo para cumplir con un deber cívico, el sagrado derecho de ejercer el sufragio armónicamente y sin sobresalto.
Todos Protegidos
Que nadie nos asuste porque protegidos lo vamos a lograr en todo el territorio nacional.
El retumbar de los mensajes, discursos y exhortaciones en esta accidentada campaña electoral seguirá en nuestra psiquis humana hasta que estemos frente a frente a las urnas, para elegir a las nuevas autoridades que dirigirán nuestra nación desde el 16 de agosto.
Es un momento decisivo, histórico y comprometedor para contribuir con las transformaciones demandadas por la sociedad.
Por eso, todos tenemos que ir a ejercer el derecho al voto adoptando las medidas sanitarias simbolizadas por las mascarillas, guantes y respetando el distanciamiento.
El Presidente, Vicepresidente, Diputados y Senadores saldrán de los votos depositados en las urnas que tendrán que ser custodiadas herméticamente por la Junta Central Electoral (JCE).
Asimismo la ciudadanía tiene que respetar el protocolo establecido como forma de agilizar el proceso de votaciones.
Marcha Verde, ¿chispa inspiradora?
Los planteamientos de repulsa a la corrupción en las instituciones públicas alcanzaron el clímax a partir de los mensajes enarbolados por los principales exponentes de la sociedad civil dominicana.
Las primeras expresiones sociales de condena a los excesos en los manejos irregulares de las finanzas estatales salieron del seno mismo de las luchas enarboladas por el movimiento cívico Participación Ciudadana y el surgimiento de un espacio innovador llamado Marcha Verde o Movimiento Verde, el 22 de enero de 2017, en Santo Domingo.
Un discurso coherente y firme contra el fin de la impunidad, la corrupción administrativa en el Estado, la independencia del aparato judicial y la falta de transparencia en el funcionamiento de las instituciones.
Desde entonces, millares de dominicanos salieron a las calles de la capital dominicana; Santiago, San Francisco de Macorís, La Vega, San Pedro de Macorís, San Cristóbal y otras localidades a protestar exigiendo enjuiciar a los corruptos y por el respeto a las normas democráticas.
En la historia democrática dominicana nunca antes se había producido una expresión de cambio político partiendo de la motivación de una organización de la sociedad civil.
El Partido Revolucionario Moderno (PRM), creado en 2014 tras una división en el PRD, se identificó con esa postura y hoy ha podido recoger los frutos de esa decisión política.
De igual manera, la innovadora iniciativa de los cacerolazos iniciados tras la suspensión de las elecciones municipales del pasado 16 de febrero, han continuado en sectores de clases medias y altas demandando poner fin a la continuidad del PLD en el poder.
Voto de Castigo
Precisamente, en las encuestas de mayor credibilidad sale a relucir el tema de la corrupción como uno de los principales males que inquietan a los dominicanos.
Y parecería que se puede traducir en el principal voto de castigo de la clase media hacia la administración del Partido de la Liberación Dominicana con veinte años en el poder.
Abinader, candidato presidencial de la principal coalición opositora, ha propuesto designar un Procurador Fiscal Independiente para frenar la corrupción si obtiene el triunfo este domingo.
¡El pueblo tiene la última palabra!
Artículo de Manuel Díaz Aponte