Por Enrique Muñoz.-Inmediatamente fue conocida la noticia de la caída de Trujillo, se iniciaron entre los fundadores del Partido Revolucionario Dominicano en La Habana y las autoridades dominicanas en Santo Domingo, los contactos tendentes a establecer en el país el Partido Revolucionario Dominicano, institución política fundada 22 años antes, a fin de competir en el pretendido escenario democrático.
El gobierno presidido por Joaquín Balaguer les había asegurado que garantizaba la libre actuación de los que, comisionados por esta organización viajarían al país como avanzada de este partido político. Razonables dudas se cernían sobre ellos puesto que, aunque el 5 de julio de 1961 el tirano ya había sido ajusticiado, en el país persistía una situación de terror; algunos de los participantes en la muerte de Trujillo habían sido torturados, otros asesinados y situaciones semejantes acontecían a familiares y amigos.
La comisión fue acompañada por un grupo de periodistas nacionales e internacionales algunos de los cuales hicieron el viaje con ellos. En la misma escalinata del avión que les trajo, improvisaron una rueda de prensa en la que Ángel Miolán, en nombre de la comisión, leyó una declaración escrita y entregó a la prensa una grabación que reprodujo en un equipo portátil en voz del profesor Juan Bosch.
En esa grabación, al tiempo de pedir la garantía y el respeto imprescindible para la comisión, Bosch explicaba la naturaleza de la misma de cara a la necesidad imperiosa de recolocar a la República Dominicana en el contexto jurídico internacional.
“En prenda de la honradez y el patriotismo de ángel Miolán, Nicolás Silva y Ramón Castillo, empeño el nombre que he ganado en América con mi obra y el prestigio que ha conquistado en el hemisferio, en veintidós años de luchas por la libertad, el Partido Revolucionario Dominicano.”
Posteriormente, la comisión se entrevistó con las autoridades de turno incluyendo al hijo del dictador, Ramfis Trujillo quien era jefe del Estado Mayor Conjunto del régimen.
Si bien es cierto que la llegada de esta comisión, apenas 35 días después del ajusticiamiento de Trujillo constituyó un acto de suprema valentía, también es cierto que esta acción fue sin duda alguna el resurgir de la esperanza del regreso de la libertad en un pueblo que soñaba con democracia pero que solo conocía la opresión, el terror y la muerte.
Sobre los cimientos de la Comisión de la Libertad, se ha construido con tal arraigo nuestros principios libertarios, que será muy difícil separarlos de la cultura democrática en la República Dominicana.
Las próximas elecciones del 5 de julio constituyen un hito para la consolidación del ejercicio democrático en nuestro país. Muestra de ello es que, a pesar de haber sido una campaña sin precedentes por ser realizada en medio de una pandemia que cambió por completo el tradicional método de ellas, lo cierto es que no se escenificaron hechos de violencia que pudieran conducir a tragedia humana.
Pero no por eso debe dejarse de lado la trascendencia de esta fecha histórica. La democracia que hoy vivimos tiene relación directa con el papel jugado por los valientes del 5 de julio. La existencia de los principales partidos del sistema político dominicano del país es consecuencia inequívoca de este acto visionario y de arrojo. Por eso, los logros de la comisión del 5 julio dejaron de ser ya el patrimonio de un partido político para convertirse en el patrimonio de la sociedad y la democracia dominicana.
Si hay un 5 de julio del 2020, en gran parte se debe a que hubo un 5 de julio de 1961.
El autor es abogado
Sub secretario nacional de comunicaciones del PRD