Consumado el hecho, como se esperaba, nos espera un 16 de agosto que impone desde ahora una pregunta: ¿Qué debemos esperar, de chin a chin o de muchos en mucho? Primero: Un gobierno verdaderamente consecuente con la voluntad colectiva. Segundo: Una recuperación económica que aliente la producción y el trabajo y no meta miedo con el fisco. Tercero: Un gobernante que actúe con firmeza contra la corrupción y rompa toda inmunidad. Cuarto: Que se gobierne con el mejor talento, sin importar partido ni ideología. (Eso, Luis, solo para empezar el cambio… ¡Porque ahora es que falta mambo!).