Por Danilo Díazgranados.- La aviación mundial pasa por uno de los momentos más críticos de su historia. El medio de transporte masivo, que mueve a millones de personas a través de los cielos por el mundo entero, no las ha tenido fácil con esto de la paralización de actividades como consecuencia del coronavirus.
En Latinoamérica, 97% de las aerolíneas se encuentra paralizado. Situación en extremo preocupante, ya que las pérdidas son extremadamente altas. De contar con una industria altamente rentable y competitiva, esta pasó a ser uno de los dolores de cabeza de los empresarios que se dedican a este negocio.
A nivel mundial, las pérdidas se calculan en unos 314 mil millones de dólares, de los cuales unos 18 mil millones corresponden solo a este lado del mundo. El impacto se ha hecho sentir sobre todo en la actividad turística, por cuanto es una de las industrias conexas a la aviación.
Empresas antes muy exitosas como Tame, en Ecuador, ha reportado pérdidas por más de 400 millones de dólares, y se vio en la obligación de reducir su plantilla de 900 trabajadores al mínimo. Otro tanto ocurre con las aerolíneas consideradas las más grandes de Latinoamérica: Latam y Avianca, las cuales, ante el derrumbe financiero por la inactividad, se acogieron al Capítulo 11 de la Ley de Bancarrota en Estados Unidos.
Por su parte la panameña Copa ha salido bien librada de la crisis, porque se encontraba en una excelente situación de solvencia patrimonial al inicio de la pandemia, ante lo cual solo ha aplicado recortes de costos y salarios, y no ha tenido la necesidad de acudir a auxilios financieros.
Fusiones, recortes de personal, redistribución de vuelos, disminución de costos. Esas son tan solo algunas de las medidas que barajan los altos ejecutivos y accionistas de las aerolíneas para evitar quedarse permanentemente en tierra.
A ello se suma la alternativa de fusión con otras empresas, la cual, según los conocedores del mercado aeronáutico, sería la más conveniente para que las aerolíneas latinoamericanas enciendan nuevamente los motores de sus aeronaves y surquen los cielos.
Se ha previsto que, por lo menos en el corto plazo, el negocio aeronáutico no va a poder retomar el dinamismo de finales de 2019. La recuperación, aunque a menor escala, está prevista para el segundo semestre de 2021, aunque con algunas adecuaciones en la frecuencia de los vuelos y cambios en algunos itinerarios.
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