Personas cercanas al doctor Leonel Fernández, celebran como un triunfo propio la victoria del Licenciado Luís Abinader en los pasados comicios.
Han tenido la audacia de decir que: “Leonel lo puso y Leonel lo quitó”
Nada más alejado de la verdad. Leonel y su Fuerza del Pueblo, según las proyecciones de la JCE, conseguirá en estas elecciones menos de un 5% de los votos válidos emitidos, algo que nosotros habíamos pronosticado en un artículo anterior.
Si esa cantidad de votos se les suman a los obtenidos por el Lic. Gonzalo Castillo, aun así, Luis Abinader hubiera ganado la contienda electoral.
Los 233,542 votos conseguidos en este certamen por Leonel Fernández están muy lejos de casi el millón que obtuvo en las primarias del Partido de la Liberación Dominicana y más lejos aún, de los dos millones de firma que, según él, tenía garantizados.
Como nota adicional, los votos de la Fuerza del Pueblo en las elecciones municipales de marzo pasado fueron 225,586, una cantidad ligeramente menor que los alcanzados en estas presidenciales.
Esto lo que indica es, que hay una constante y que el León comenzó su deslizamiento hacia la desaparición del escenario político o a seguir, tozudamente, dando lástimas alrededor del premio de consolación electoral que reparte la junta.
Siguiéndoles los pasos a otros que no se cansan, elecciones tras elecciones, de hacer el ridículo.
Verbigracia sus mentores, los Vinchos.
Quien sí ha demostrado que tiene un liderazgo sólido y un inmenso potencial para convertirse en un extraordinario líder, es Gonzalo Castillo.
En solo 40 días de campaña derrotó al todo poderoso y, hasta ese momento, invicto rey de la selva en el proceso interno del PLD.
Algo que no hubieran podido hacer líderes históricos, que aspiraban a la candidatura del partido morado, pero que ninguna de las encuestas le daba más allá del 5% en la preferencia del electorado.
En solo cinco meses, de octubre a marzo, pues en ese mes se suspendió la campaña abierta, debido a la incidencia de la pandemia del Covid-19, Gonzalo creó un liderazgo, el solo, pues gran parte de los dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana y la mayoría de los ministros del gobierno, sino le dieron la espalda, decidieron contemplar el juego desde las gradas.
Tanto es así, que el presidente de la República tuvo que decir, que ya Gonzalo había hecho su trabajo. Que ahora nos toca a nosotros. Refiriéndose a él mismo y a sus funcionarios.
Admitiendo con esto, que nadie, ni en el partido ni en el gobierno, lo habían ayudado. Con el agravante de que estas declaraciones fueron hechas solo una semana antes de las elecciones.
Si esto fue dentro de su propio partido y en el gobierno del cual el formó parte, lo que le llegaba de afuera era definitivamente brutal y desconsiderado.
Le endilgaron todos los epítetos degradantes que se les ocurría.
Decían, entre otras barbaridades, que no tenía capacidad de comunicación y que era un inepto.
Esto lo estaban diciendo de una persona que estudió en el Instituto Politécnico Loyola, de San Cristóbal, una institución reconocida internacionalmente por sus estándares de calidad, donde solo admiten a estudiantes aventajados y que hayan obtenido muy altas notas.
Una persona que se enorgullece, con muchísima razón, de ser hijo de una ama de casa y un barbero, que, gracias a sus propios esfuerzos, ha construido una empresa de servicios aéreos que es la más grande de América Central y las Antillas.
Estoicamente, el licenciado Gonzalo Castillo, soportó todos esos vejámenes sin que de sus labios saliera una ofensa o un agravio a ninguno de sus contrincantes.
Se mantuvo humilde como ha sido siempre, cosa que, desgraciadamente, no es muy común, aunque duela decirlo, en el PLD.
Con su sencillez, logró calar en la simpatía del pueblo dominicano, que valoró su entrega y su vocación de servicio, otorgándole en su primera competencia electoral a nivel nacional, más de un millón y medio de votos.
El Penco no perdió estas elecciones. Las perdió el Partido de la Liberación Dominicana.
Carlos McCoy
Julio 2020