En la actualidad, somos un país de referencia, adicionado al posicionamiento geográfico estratégico y las remesas, que han permitido dibujar una realidad en la que la verdadera ambición nacional es, hoy por hoy, trasladar a todos los sectores los avances conquistados.
Nuestro sistema educativo necesita, además de infraestructuras y equipos, ponerse a la altura de las ambiciones del país, y a la altura del impulso que nuestro tiempo necesita.
La educación es la clave, y necesitamos un sistema educativo moderno, con una visión integral de la sociedad y de la economía productiva, es la palanca de crecimiento sostenible para un futuro a largo plazo que debe empezar ahora mismo.
Para que nuestros jóvenes se incorporen al trabajo con competencias adecuadas es hora de darnos cuenta de que hay que abordar el problema de la educación profesional técnica y especializada.
Como por ejemplo la formación adecuada para el personal técnico sanitario. Nuestro sistema de salud necesita sustentarse sobre personal con competencias adecuadas en cada una sus áreas de intervención.
No solo necesitamos médicos y enfermeras competentes, necesitamos profesionales que habiliten a estos para la mejor prestación del servicio en beneficio de la investigación y los pacientes.
Nuestro país necesita modernizar sus infraestructuras. Para ello es urgente personal especializado tanto en el primer nivel como en la escala laboral inmediata. No solo necesitamos grandes ingenieros y arquitectos, necesitamos, también, especialistas en otras áreas subsidiarias.
Tenemos que promover los bachilleratos técnicos y las escuelas politécnicas o “community colleges” pero con un enfoque STEM. Bajo este acrónimo se encuentra el talento fundamental de un país. Ofrecer los recursos adecuados es una obligación. Nuestro valor como país reside en el incremento de las tasas de alumnos en estas áreas de conocimiento y en un profesorado adecuado para formarlos.
La Era de la innovación tecnológica más avanzada aplicable a la economía productiva se asienta sobre el conocimiento Big Data y la Inteligencia Artificial. Nuestro país debe abrirse paso en esta dirección, y para ello hay que formar adecuadamente a los profesionales que vayan a dedicarse a estos temas.
Hay un marco más amplio de necesidad formativa. Este contempla realidades objetivas de formación que tienen un valor esencial en aspectos básicos de la actividad laboral. Se trata de la formación en competencias básicas de amplios sectores que realizan la prestación laboral en condiciones precarias de conocimiento. Y para esto es imprescindible que tengamos un marco definido de Cualificaciones Profesionales.
Hay profesiones que se desarrollan en ámbitos de proximidad, como por ejemplo las tareas del hogar o la conducción por parte de choferes de vehículos públicos y privados. Estos dos ejemplos ilustran la necesidad de aportar valor a su desempeño profesional, en ámbitos como la seguridad doméstica o la seguridad vial, el aprovechamiento energético, la conducción eficiente, etc.
Un conjunto de competencias básicas que darían calidad a una serie de profesiones laborales que están hoy con un déficit importante de cualificación y que, abordadas con rigor, nos darían un modelo de bienestar colectivo de mayor consistencia.
Además de estos ejemplos fundamentales, tantos otros en tareas de apariencia menor que son a la larga servicios esenciales en el día a día de los dominicanos, desde la perspectiva del que realiza el trabajo y también desde el punto de vista del empleador.
Para que transformemos nuestra sociedad en la dirección adecuada de tal forma que nuestro modelo de crecimiento sea cada vez más sólido, necesitamos planes específicos de formación en áreas urgentes de nuestra economía más boyante. Y aquí nuestras universidades deben de concentrar sus esfuerzos en programas técnicos profesionales especializados, de uno y dos años.
Lo importante ahora es aprovechar el viento de cola que nos impulsa y para ello necesitamos una respuesta tan urgente como masiva. Hay que hacer una estrategia global de educación que sirva para responder a los problemas de hoy, lo que será, sin duda, la base más adecuada para planificar el futuro.
Y que abarque todo el espectro industrial dominicano, de tal forma que se esté labrando el porvenir de profesionales y empleados en todos los niveles de la economía productiva de los sectores estratégicos. Trabajar con todos los “clúster empresariales” para que no sólo identifiquen las necesidades, pero para que las empresas también arrimen el hombro e inviertan recursos materiales y humanos.
Un Plan Nacional de Educación en el marco estratégico de impulsar la formación técnico profesional en áreas especializadas y de necesidad nacional, que deben ser prioridad de nuestras próximas autoridades gubernamentales.
Hay sectores que demandan personal especializado, porque esa es la base de la innovación que precisa el país, y al mismo tiempo el asiento sobre el que pivotan los planes de expansión del futuro.
Sin personal adecuado no hay nuevas expectativas; sin jóvenes preparados no hay expectativas de bienestar en el nivel que exige nuestro tiempo, y el rumbo de nuestra economía.
Necesitamos una Formación Profesional Técnica y Especializada al alcance de las empresas, con prácticas en ellas, y no un modelo educativo que se sitúe a sus espaldas. Al revés, necesitamos una implicación cada vez mayor de la empresa en la escuela, no solo en la universidad.
Definiendo perfiles laborales, establecido el ranking de necesidades y facultando la planificación de los programas educativos con las verdaderas competencias profesionales que aseguran la fase de desarrollo de las empresas y la seguridad de un futuro mejor para los empleados y profesionales, en todos los niveles del ámbito laboral.
Más calidad en la formación, más calidad en el trabajo, más calidad en el bienestar.