Por Luis Fernández
Marcio no es solo meteorólogo,
historiador y arqueólogo.
No solo escritor y diplomático,
narrador y cuentista afamado.
Marcio no es “El sol y sus cosas”
ni “El buen ladrón” ni Intus;
no es el atrevido novelista
ni el beisbolista frustrado.
Marcio no es el pulcro ceramista
ni el ciclista o el fugaz pianista.
No es el fundador de Villa Francisca
ni amante de los “Ritos de cabaret”.
Marcio no es uno de “Los ángeles de hueso”
ni el “Creonte de los seis relatos”.
No es tampoco el amigo de Colón
antes de llegar a “La Española” intacta.
Marcio no es “la mosca soldado”
ni el amigo de “Trujillo y sus adláteres”.
No es el panegirista de los yanquis
ni “el hombre del acordeón” cancelado.
Marcio no es el actor ni el locutor
aunque hable perfecto el idioma.
Eso lo deja a su inolvidable Norma
cuando le lleva flores de especial aroma.
Marcio no es el concienzudo cineasta
ni el fiel amante del mar y sus misterios.
No es el católico o evangélico impuro
que olvida fácilmente a hermanos muy sinceros.
Marcio no era igual a los otros; solo leía.
No perdía su tiempo en ver faldas; solo leía.
Ni era jugador, apostador o bebedor sin tregua
pues solo leía, mañana, tarde y noche solo leía.
Marcio no es mejor ni peor que nadie;
es solo un ser humano que investiga;
que cree y ama a los demás
cual silencioso gigante del espiritualismo.
Marcio es el Veloz más Maggiolo
que muchos hemos tratado y querido.
El respetado muchacho que leía y leía
hasta darse a conocer y querer en nuestra Isla
y más allá.
Lo honro con estas estrofas
como él honra a su inolvidable Norma.
Y libertad, memoria y conciencia espero en él
para que pueda mostrarnos lo que ansía y anhela.
16-07-2020.