Por más que busco y rebusco en las palabras, para expresar los sentimientos de tristeza y rabia que ha causado en las generaciones de los 60 en adelante la muerte de Víctor Víctor (un artista auténticamente proveniente del espíritu de un pueblo al que toda la vida fuera leal a sus sueños y consecuente con sus reclamos y conquistas), no encuentro una expresión que sintetice mejor (igual que el expresaba –a lo muy dominicana, como siempre – cada vez que la muerte se llevaba a todo buen artista de nuestro tiempo) lo que todos sentimos ante el hecho de su partida: ¡Coño, qué duro!… ¡Se nos fue Vitico!