Desde siempre hemos recibido, escuchado o leído consejos que sin duda alguna son dignos de ser analizados y atendidos.
Pero con el tiempo uno aprende que debe ver o saber de quién o de quiénes proceden esos consejos, y si las personas que los ofrecen son dignas, moral, ética y profesionalmente, en sus vidas.
Y vamos a poner algunos ejemplos que sirven para apoyar lo anteriormente expresado:
¿Pueden tener valor los consejos de un maestro que llega tarde a la docencia, mal vestido, poco higiénico, sin saludar y respetar a los estudiantes?
¿O profesores que asisten a centros docentes con síntomas claros de haber consumido bebidas alcohólicas o estupefacientes?
¿O de maestros que a diario “se le tiran” a alumnas en busca de sexo?
¿Podemos creer en médicos sin vestimenta higienizada, que llegan tarde a sus labores públicas y privadas o que enamoran a pacientes o paramédicos?
¿Podemos creer en políticos que prometen ‘la gloria y el cielo’ a sus seguidores, en vez de ‘una casita chiquita y bonita’, como la soñada por nuestro amigo y hermano Víctor Víctor?
¿Valen algo las promesas vacías, falsas y abultadas de políticos que nunca han obtenido cien mil pesos con el sudor de su frente en alguna profesión liberal u oficio?
¿Tienen valor los consejos de un sacerdote pedófilo, enamoradizo, y siempre silencioso en el marco moral?
¿Valen los consejos o sugerencias de abogados para “representar dignamente” a infelices, solicitándoles adelantos que no tienen ni pueden obtener a menos que se endeuden de por vida?
¿Son dignos de pena aquellos ingenieros que construyen obras que solo durarán la mitad, o menos, del tiempo de vida que ofrecen? ¿O porque construyen donde no se debe, sin respetar normas y sin planificar adecuada y lógicamente los servicios que recibirán los propietarios o condóminos?
Los ciudadanos estamos cansados de escuchar falsos consejos de maestros, médicos, políticos, curas, abogados, ingenieros y otros profesionales indignos, mediocres y ambiciosos.
Finalmente, ¿cómo podemos creer en el trabajo o en la hoja de vida de profesionales que no tratan bien a sus padres, hermanos, esposas, hijos, nietos, personas del servicio doméstico o de oficinas?
¿Acaso quieren más a sus alumnos, pacientes, fanáticos o usuarios que a sus propios familiares?
Tenemos siempre que analizar los “consejos” y propuestas de aquellos que solo anhelan apropiarse de lo ajeno en corto tiempo, a la vez que no aman, respetan y cuidan a los suyos.
22-07-2020.