Es importante analizar la diplomacia en la Era del COVID-19, la humanidad inicia un nuevo ciclo de la diplomacia global como resultante de la pandemia del COVID-19, y se pone fin al viejo orden establecido post Segunda Guerra Mundial, que se caracterizó hasta la disolución de la URSS en 1990 por la Guerra Fría.
Le ha correspondido Miguel Vargas Maldonado, ser el último canciller de la República Dominicana de ese ciclo histórico, en su periodo hemos logrado como país ocupar un asiento en el Consejo Mundial de Seguridad de la ONU, y presidirlo en dos oportunidades, además de ensanchar nuestras relaciones diplomáticas bilaterales con la República Popular de China, entre otros logros transcendentes de dicha gestión diplomática.
Ahora le corresponde al gobierno entrante que presidirá Luis Rodolfo Abinader Corona, iniciar el ciclo diplomático en la “Era del COVID-19”, que necesariamente cambiará los paradigmas existentes en el marco de la diplomacia bilateral y multilateral, con el que se dará paso a nuevos tratados políticos y de acuerdos comerciales, teniendo la República Dominicana que diseñar una cuidadosa diplomacia comercial, por la guerra comercial que se ha desatado entre EE.UU y la República de China que está tomando ribetes de conflicto geopolítico,
La República Dominicana, cuya economía se sustenta en bienes y servicios, tiene como pilares fundamentales el turismo, zona franca, remesa, inversión extranjera y la exportación de productos agrícolas. Sabemos que la economía nacional sufrirá una contracción importante, por no decir dramática, razón por la cual es hora de recordar que somos un país de vocación agrícola, resultando oportuna una reingeniería del sector productivo nacional. La consigna debe ser de vuelta al campo y seguir avanzando en el desarrollo, innovación tecnológica e inteligencia artificial.
Mi experiencia como embajador dominicano en la República Federal de Alemania:
Consciente de la importancia de la diplomacia comercial, hice un periplo por toda la geografía de Alemania, visitando sus cámaras de comercios y asociaciones de empresarios, para promover a República Dominicana como marca país para fines de inversión extranjera y turismo, así como para promover el tabaco dominicano, banano orgánico y cacao orgánico.
Recuerdo que los países líderes de esos rubros eran Cuba en Tabaco, Ecuador en Bananos y al final de nuestra gestión la República Dominicana líder en el mercado de los Cigarros y el Guineo de Manzanillo era el rey del mercado alemán. Sin descuidar la agenda intensa de turismo, podemos decir, que el año 2000, fue la última vez que algo más de 500,000 alemanes visitaron nuestro país, que sufrió una ligera caída en 2001 por la caída de las Torres Gemelas.
Traemos este tema a la mesa de discusión, para ser debatido, considero que como país tenemos un gran potencial agrícola y las circunstancias están dadas para explotar al máximo nuestras potencialidades en muchos rubros de insuperables calidad genética, y hoy existe un mercado emergente que consume masivamente los productos de campo.
Es importante conceptualizar que el trabajo diplomático debe ser arduo, intenso en la búsqueda de mercados y cooperación internacional, para articular a la República Dominicana a las nuevas realidades de un mundo que cambio de la noche a la mañana.
Aconseja Dixon Moya, en una revisión del tema en FOREIGN AFFAIRS LATINOAMERICANO, que: “Los diplomáticos en organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas o la Organización Mundial de la Salud, deben trabajar de la mano de expertos en salud pública, buscando fuentes de cooperación internacional. De igual forma, en las relaciones bilaterales, sobre todo en países con conflictos en marcha o potenciales, en donde es necesario crear puentes de confianza para detener las acciones que llaman a la violencia y encauzar las energías en el combate del enemigo común a la humanidad.”
Quiero reiterar que estamos viviendo una GUERRA COMERCIAL A GRAN ESCALA, y como país tenemos que estar bien consciente de nuestro rol, todos los expertos en diplomacia comercial, nos dicen que América Latina no estaba lo suficientemente preparada para enfrentar una pandemia de esta magnitud, razones por las cuales la situación no puede observarse como un panorama pre apocalíptico, mas bien, es un momento que invita a la cooperación de todos sectores de la vida nacional, iniciar un periodo de austeridad nacional y de unidad nacional.
Las misiones diplomáticas dominicanas en tiempo de COVID-19, deben tener como norte que el trabajo diplomático y consular, es de naturaleza social y de servicios a sus connacionales. Se debe asistir a la diáspora a los más vulnerables por la edad, pérdida del empleos o por padecer la enfermedad, además del contacto por videoconferencia, hay que estar preparados para asistir directamente a los dominicanos, crear puentes aéreos humanitarios porque muchos no tendrán el medio económico para regresar al país, por lo que el nuevo gobierno debe establecer acuerdos con aerolíneas para tales fines, esta es una hora de solidaridad y reitero de unidad nacional.
El cuerpo diplomático tiene el reto de transmitir la imagen de una República Dominicana, que transita hacia el control de la pandemia, y el gobierno tiene la responsabilidad de que el aparato productivo no se detenga, para que la economía no caiga en una recesión, lo que contribuirá a la captación de la inversión extranjera, que es una misión fundamental de la diplomacia de cualquier país.
- El autor es diplomático y analista de política internacional.