Este domingo asumes la presidencia de la República. Sin dudas, tu mayor reto en la vida. Encontrarás un país destrozado, partido en mil pedazos por la crisis económica, sanitaria y moral que lo mantiene al borde del colapso. Ningún otro presidente en los últimos años había llegado al poder en circunstancias tan desfavorables, con un endeudamiento irresponsable como jamás habíamos visto, con niveles de pobreza, desempleo, marginalidad, insalubridad, seguridad ciudadana, falta de agua potable, de energía eléctrica, transporte, vivienda, etc., muy grandes. Un país quebrado económica y moralmente, que es lo más peligroso.
El país que conducirás durante los próximos cuatro años está desecho, reconstruirlo no será tarea fácil. Requerirá del esfuerzo y la colaboración de todos los dominicanos y dominicanas de buena voluntad, porque solo no podrás. No basta con las buenas intenciones, que estoy seguro tienes, ni con el sacrificio que, también lo sé, estás dispuesto a asumir, no importan los riesgos. Es preciso el apoyo del pueblo, incluso de los que en un momento determinado no estemos de acuerdo con algunas de tus medidas. El sacrificio debe ser de todos, porque todos somos el cambio. Tu gobierno no es tuyo, debe ser de todos.
Debes prepararte para enfrentar a los enemigos, no tuyo, sino de la mayoría de los dominicanos, que ya se preparan para impedir que hagas un gobierno exitoso, diferente al que durante 20 años hizo el Partido de la Liberación Dominicana.
Un ejército de bocinas, patrocinado por el PLD y sus lacayos, no te dará tregua. No habrá “luna de miel”; no te darán cien días de gracias como se acostumbra. La guerra está anunciada. Y dicen que guerra avisada no mata soldado. Prepárate para la guerra virtual, para la conspiración y el descredito. Recursos económicos tienen. Se lo robaron durante 20 años. Ese ejército de mercenarios de la comunicación debe ser derrotado en cualquier plano.
Querido amigo, Presidente, no puedes fallarle al pueblo, a su esperanza, a sus anhelos; no le puede fallar a José Rafael, tu padre, a doña Sula, tu madre, a tus hermanos, a Raquel, tu esposa, a tus hijas, Esther, Graciela y Adriana, a tus amigos y relacionados, pero sobre todo, Luis, no puedes fallarle al pueblo dominicano que tanto ha sufrido, que tanto ha esperado que por fin alguien esté dispuesto a pagar la deuda histórica que le debe. Espero que tú hagas todo lo que tengas que hacer en beneficio de las mayorías, como lo deseaba nuestro líder José Francisco Peña Gómez.
No será fácil destruir el andamiaje de corrupción que se instaló en el Palacio Nacional, no será fácil retomar el camino correcto, no será fácil devolverle al pueblo el país de Duarte, Sánchez, Mella, Gregorio Luperón, los Restauradores, los héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo, los mártires de las “escarpadas montaña de Quisqueya” del 14 de Junio, de Juan Bosch, de los combatientes de Abril encabezados por Francis Caamaño, de los muchachos del 12 de enero, y de todos los que perdieron la vida luchando por una patria digna y decorosa. A todos ellos no les puedes fallar, Luís. Recuperar su memoria, su sacrificio, solo se logra trabajando “por y para la patria”, hoy que hombre sin juicio y sin corazón conspiran contra ella, como diría Juan Pablo Duarte.
El daño moral que le hizo el PLD al país no se recupera en un día; ese cáncer que hizo metástasis en el tejido social, necesita de una profilaxis profunda, radial, valiente, que tú solo no podrás lograr. Necesitarás del pueblo. Apégate al pueblo, escucha al pueblo, pon tu oído en su corazón. Mantén la humildad y la cabeza fría. Cuídate. Te noto cansado, desmejorado. Has perdido peso. Cuida la salud que es mucho lo que te queda por decir y hacer. No dejes de predicar con el ejemplo. Y te garantizo que tendrás éxito, que serás un presidente querido y respetado por la gente. Y así lo dirá la historia, cuando se escriba. Suerte amigo, la necesitarás.