Latinoamérica se caracteriza por ser una región donde las oscilaciones de derecha a izquierda y de izquierda a derecha matizan la actividad política. Es decir, temporadas de gobiernos de izquierda y temporadas de gobiernos de derecha.
En el caso dominicano esta característica politológica no aplica porque la República Dominicana está de manera permanente bajo gobiernos de derecha o de péndulo estático con marcada inclinación conservadora. Los 16 años de gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) así lo muestran; antes estuvo el conservadurismo de Hipólito y antes que este estuvo Balaguer.
El danilismo conquistó el voto de las masas presentándose ante el electorado como “el gobierno de los pobres” pero terminó como un gobierno corrupto al servicio de la derecha.
Se afirma que el gobierno donde los capitalistas del frente oligárquico les han ido mejor, es bajo la gestión de Danilo. A la vez, el gobierno del hijo de Mogollón, es lo que más se parece al gobierno de Salvador Jorge Blanco. Esto es: hubo concentración de la riqueza en pocas manos, una gran corrupción y un intento de su facción por cooptarse o asimilarse a las oligarquías tradicionales para lo cual, al igual que Trujillo, trataron, e incluso lograron, amansar más dinero que muchos sectores del frente oligárquico.
Esta fue su gran Azaña y, a la vez, su gran desacierto; hazaña porque les permitió independizarse económicamente del frente oligárquico y desacierto porque en esa misma proporción fueron perdiendo el favor del frente oligárquico y de la clase media. En esa disputa, los pobres marginados de los barrios, las ciudades y los campos, no entendían como existían esas contiendas y desenfrenos arriba mientras a ellos les estaba yendo muy mal y solo respiraban por asistencialismos dadivosos provenientes de programas públicos que herían su dignidad.
En Latinoamérica, se considera de izquierda, a aquellos regímenes de gobiernos que propugnan por cambios sociales importantes que cambian la vida de la gente en diversos órdenes y que sean capaces de transformar la vida de grandes núcleos sociales. República Dominicana tiene poco que exhibir en materia de política sanitaria, régimen de pensión y de asistencia social institucionalizada, en vivienda, agua potable, educación, seguridad ciudadana, etc. Por tanto, las políticas de derecha son prevalentes: se protege al capital más no a la deuda social imperante bajo la modalidad de desigualdad social.
Así las cosas, la gente se pregunta ¿Por qué los pueblos votan por partidos de derecha si no les ha ido bien con ese sector político? La verdad es que esa pregunta es de difícil respuesta, pues, en el caso dominicano, los pocos cambios que presenta el país obedecen a coyunturas de crisis en las cuales el sector conservador se ve en la necesidad de dirigir los cambios por incapacidad del sector progresista para ponerlos en marcha. Si bien, la CEPAL afirma que de 2004 a 2012 las izquierdas en el poder disminuyeron las desigualdades sociales en el subcontinente Latinoamericano; otros opinan que no se puede ser corrupto y de izquierda a la vez, lo que implica que son las prácticas derechistas de partidos considerados de izquierda o de centro izquierda, lo que provocan el cansancio de los pueblos y los induce a girar hacia la derecha.
Es innegable, que el desarrollo de las fuerzas productivas, del aparato productivo, en Latinoamérica ha sido y es obra de los partidos de izquierda. Pero en la época post Trujillo es poco lo que puede exhibir el país en materia de igualdad social estamos en los últimos lugares en cuanto a generación de empleo, salud y educación.
A pesar de ello, la realidad es que la independencia exterior de los Estados Latinoamericanos se ha visto profundamente mellada por las políticas neoliberales introducidas por intermedio de los organismos internacionales de financiamiento del desarrollo. Sin embargo, la realidad de la globalización obliga a que dentro de ese escenario, la izquierda aprenda a manejarse con cierta independencia. De lo contrario, la derecha será también una opción válida para los pueblos. Sobre todo, cuando el denominado movimiento liberal incurre en prácticas corruptas que avergüenzan la dignidad de la llamada América viruta.
Con Luis Abinader se abre un nuevo ciclo donde, con probabilidad, la derecha se adueñará de un periodo importante del futuro cercano pues la izquierda ha sido incapaz de articular un proyecto social importante y mucho menos político.
El lastre que significa el PLD gravitará por mucho entre nosotros y si el PRM lo hace bien combinando políticas de derecha con políticas de izquierda, la derecha tiene un futuro promisorio y no podrá luego alegarse que se impuso el pesimismo dominicano sino la inconsistencia liberal. DLH-20-8-2020