Por Luis Manuel Arce Isaac
México, 20 ago (Prensa Latina) Si un video que muestra el reparto de millones de pesos en maletas presuntamente para sobornar legisladores conmocionó a México, las 60 cuartillas escritas por Emilio Lozoya para imputar a quienes lo recibieron, lo estremecen hoy.
La 'bomba' estalló ayer cuando comenzaron a aparecer por todas partes, diarios y medios digitales, fragmentos de una declaración de Loyoza -exdirector de Pemex procesado judicialmente por delitos de corrupción-, filtrados no se sabe de dónde, quien firma el documento el 11 de agosto.
Como el propio reo había anunciado al solicitar un criterio de oportunidad que lo libere de la prisión, empezó a revelar nombres, apellidos, cargos y todas las señas necesarias de quienes recibieron sobornos para aprobar la reforma energética, compras de fábricas (todas a sobreprecio), contratos y asignaciones ilícitas, entre otros hechos de corrupción.
La larga lista de implicados y los detalles que devela en cada acción ilícita que ejecutó, conducen indefectiblemente a los expresidentes Felipe Calderón (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018) como los máximos responsables del reparto de montañas de dinero, una gran parte entregado por la empresa brasileña Odebrecht.
En el escrito, Lozoya acusa a senadores del Partido Acción Nacional (PAN) quienes, según él, exigieron 50 millones de dólares por aprobar la reforma energética ideada para poner en quiebra a Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) con el fin de entregar al capital privado nacional y extranjero el sector energético.
En su denuncia señala que el grupo que ejecutaba esas extorsiones estaba compuesto por Francisco Javier García Cabeza de Vaca, Francisco Domínguez Servién (gobernadores hoy de Tamaulipas y Querétaro, respectivamente), Salvador Vega Casillas y Jorge Luis Lavalle Maury.
Los sobornos se verificaron constantemente en la oficina de Lozoya ubicada en Marina Nacional 329 a solicitud de Luis Videgaray Caso, quien era secretario de Hacienda y presidía el Consejo de Administración de Pemex; y Pedro Joaquín Coldwell, entonces secretario de Energía, de quienes recibía instrucciones supuestamente dictadas por Peña Nieto.
Acusa a varios senadores panista que tenían proyectos políticos en diversos estados de la república, como Tamaulipas, Campeche y Querétaro, y lo usaban como excusa para pedir constantemente más dinero y contratos para empresarios de su entorno.
La entrega de sobornos de Odebrecht y otras empresas comenzaron durante el sexenio de Felipe Calderón y concluyeron en el de Enrique Peña Nieto, asegura Lozoya, quien tiene ahora que presentar pruebas de sus acusaciones.
El video de unos cuatro minutos puesto en circulación -en el que no hay muchos detalles pues se limita al conteo de una parte del dinero y su embalaje-, deja a la gente con deseo de ver las demás grabaciones de 15 horas porque allí podrían estar las pruebas que confirmen las acusaciones.
Los implicados ya comenzaron a desmentirlas, el primero de ellos el expresidente Calderón, los gobernadores de Tamaulipas y Querétaro, y el excandidato presidencial del PAN Ricardo Anaya, quienes buscan convertirse en acusadores.
Esas grabaciones no reveladas demostrarán, dijo Lozoya, que él fue un instrumento no doloso de la comisión del delito pues no fue el autor de los actos de corrupción de los cuales se le acusa, y los reales son mucho más importantes que los achacados a su autoría.
Respecto al sexenio de Felipe Calderón señala que en su gobierno se gestaron sólidos esquemas de corrupción, particularmente con Odebrecht, a través de su filial Braskem a la que no solo le otorgó un contrato por más de 20 años de venta de etanol sino un descuento inexplicable de 25 por ciento.
Esas 60 cuartillas estremecen a México, pero ese movimiento telúrico realmente comienza ahora y, como señalan fuentes jurídicas, la vorágine está por llegar.
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