Santo Domingo.- Piscina todo el día: Por favor, que no nos saquen de ellas. La palabra piscina viene del latín piscis "pez" y originalmente se utilizaba para designar pozos para peces de agua dulce o salada. En Roma y Grecia, la piscina era parte de la educación de los niños de primaria, Se hicieron populares a mediados del siglo 19. En 1837, seis piscinas cubiertas con tablas de buceo se construyeron en Londres, Inglaterra. El que sepa lo que es meterse en una piscina en un verano terrible, sabe de lo que hablamos.
Helados, del sabor que sean: En el año 1686, el siciliano Francesco Procopio dei Coltelli abrió en París un establecimiento, llamado Café Procope, alcanzando gran fama por sus helados y su café. El rey Luis XIV lo llevó a su presencia para felicitarlo por su producto. Se puede considerar a este establecimiento como la primera heladería. ¡Y se lo agradecemos tanto! Ya sean artesanales, industriales, de paleta o barquilla, es uno de los preferidos del verano.
Las gafas, por favor: Las primeras gafas oscuras se vieron en los tribunales. En China, en el siglo XV, comenzaron a ahumarse los cristales para que los jueces pudieran ocultar la expresión de sus ojos. De ahí hasta los actores de Hollywood o las Ray Ban verdes que la aviación militar norteamericana entregó a sus pilotos en 1930, las lentes de colores representaban elegancia y moda. ¡Pero su momento de gloria es el verano!
Aire acondicionado las 24 horas: Se trata de uno de esos inventos que hacen menos largo y duro el verano. Estar en casa en el clima perfecto no tiene precio. Los primeros aparatos toscos han ido dando paso a una generación de equipos de diseño espectacular, capaces de encajar en cualquier espacio. “Hoy somos muy diferentes y eso se traduce en menos gasto de energía, mejores filtros y la temperatura perfecta, siempre”, dice Daikin.
El bronceado estuvo, está y estará de moda: La crema solar fue inventada en la década de los 1930 por cuatro químicos distintos de forma independiente. A raíz de que Coco Chanel pusiese de moda el bronceado tras unas estupendas vacaciones en la Costa Azul, el moreno pasó de ser el color de los campesinos a un indicador de estatus. En los años treinta el color llegó a los filmes y, con él, el glamur estrenó imagen: la de las futuras estrellas de Hollywood tomando el sol junto a una piscina.