La estrategia salvadora que tiene a la vista el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, para lograr un repunte favorable en la intención del voto del electorado y tratar de reelegirse este año, es la aparición de una vacuna contra el Covid-19 antes del 3 de noviembre.
El nuevo estilo de vida que ha impuesto el coronavirus es de vivir bajo un permanente temor colectivo de cómo escapar al contagio de la letal enfermedad.
El Covid-19 continúa infectando a cientos de personas en todos los EE.UU., aunque el número de muertos se ha reducido de forma considerable.
El reforzamiento y mejoría de los centros hospitalarios con mejores tratamientos sanitarios, y los protocolos establecidos para reducir el contagio ha logrado que la cantidad de recuperados haya aumentado satisfactoriamente en todo el país.
Luego de ocho meses de la llegada del Covid-19, el pasado 21 de enero, la ansiedad por regresar a la vida cotidiana se une a la desesperación e incomodidad de vivir con una mascarilla protectora, y sin oportunidad de disfrutar de los encuentros familiares y sociales.
Aunque el coronavirus tiene un lugar y una fecha de aparición, el enfrentamiento para evitar su propagación como pandemia tiene mucho que ver con la actitud responsable de los líderes de gobiernos mundiales en la toma de decisiones de prevención que salvaguarden las vidas de sus conciudadanos.
La criticada actitud que asumió el presidente Trump, de minimizar el impacto negativo de la pandemia, hizo que la población ignorara el potencial peligro de muerte que se acercaba desde el exterior hacia la Unión Americana.
Antes de reportarse el primer caso de muerte en los EE.UU. por Covid-19, a principio de febrero de este año, el presidente Trump reveló en una entrevista al periodista Bob Woodward, que luego fue publicada en su libro “Rage”, que él sabía lo peligroso, contagioso y mortal que era el coronavirus.
Sin embargo, el mandatario norteamericano prefirió mentir, esconder la verdad del coronavirus para evitar el pánico colectivo en la nación, según se ha revelado.
Faltando apenas dos meses para la fecha de las elecciones, Trump se confiesa y admite que había mentido a la nación sobre su verdadero conocimiento del Covid-19.
De haber dicho la verdad y ordenado las medidas sanitarias requeridas, quizás el número de muertos por la enfermedad no fuera tan elevado en los EE.UU., ni hubiese convertido al estado de Nueva York en el centro de la pandemia.
Al 20 de septiembre los reportes oficiales indican que más de 203 mil personas han muerto, cerca de 7 millones de infectados y 4.1 millones recuperados.
Los daños colaterales más relevantes por culpa de la pandemia han sido la quiebra de negocios, desplome de la economía, retraso del sistema educativo y desconfianza colectiva entre familiares y amigos por temor al contagio.
La sinceridad tardía de Trump no tuvo el impacto positivo buscado en lo referente a su posición electoral, desventajosa frente a su adversario demócrata, el exvicepresidente Joe Biden, a quien las firmas encuestadoras de prestigio le siguen otorgando los números por encima del 8% de la intención del voto.
Hoy en día, la ciudad de Nueva York experimenta la idea de permitir que empresas, negocios, instituciones comerciales y financieras comiencen sus operaciones regulares con reducido personal de planta, justo al llegar el otoño, temporada de propagación de los virus respiratorios de la influenza o gripe.
Las temperaturas calurosas de verano ya comenzaron a declinar, para lentamente dar paso al clima invernal que se aproxima, por lo que habrá mucha confusión en la población cuando comiencen los ataques gripales de la temporada en medio de la pandemia del coronavirus.
Esto pudiera complicar aún más los planes del presidente Trump, quien presiona a los laboratorios en su búsqueda por encontrar la fórmula para la creación de una vacuna contra el Covid-19, especialmente antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
Pero expertos en la materia como Paul Mango, miembro del gabinete para la política Salud y Servicios Humanos (HHS por sus siglas en inglés), y reconocidos neumólogos norteamericanos, coinciden en afirmar que aún se desconoce cuándo estará lista una vacuna contra el coronavirus, afirmaciones que no son del agrado del presidente Trump ya que derrumba las posibilidades de lograr sus pretensiones reeleccioncitas.
Cada muerto por Covid-19 tiene por lo menos un padre, una madre, un hijo, un hermano y un amigo solidario entristecidos por la ida a destiempo de este ser querido.
Si todos ellos se unifican y levantan el dedo acusador contra Trump, la reelección está perdida.