Justo cuando escuchaba el discurso del presidente Luis Abinader dirigido a la nación dominicana, la noche del pasado jueves, interrumpió mi concentración una noticia de última hora que protagonizaba el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Aunque el titular del canal de televisión Fox Business era bien llamativo, no quise dejar de seguir la intervención del presidente dominicano, por considerar de sumo interés el mensaje y las expectativas que pudieran surgir al concluir su alocución esperada por toda la población dominicana.
En su desarrollo, estuve tomando notas de algunos de los puntos más trascendentales expuestos por el mandatario dominicano, muchos de los cuales fueron destacados inmediatamente por los medios de comunicación locales dominicanos.
Entre los temas más importantes escuchados fue el retiro de la propuesta de la creación de nuevos impuestos para el año fiscal 2021, medida que desactivó protestas masivas que ya se fraguaban en contra de la anunciada disposición fiscal.
La petición indirecta de la renuncia del presidente de la Cámara de Cuentas, tras vincularlo en la defensa de los intereses de los funcionarios del pasado gobierno de Danilo Medina, fue otro punto a destacar de su discurso, entre otros señalamientos y disposiciones.
Pero mi concentración y alegría por los anuncios expresados por Abinader se disiparon al poner atención a la información que se hacía viral en internet, y que hacía referencia sobre expresiones del presidente Trump, irrespetando a la senadora demócrata californiana y candidata a la vicepresidencia Kamala Harris, calificándola de “monstruo, horrorosa, desagradable y comunista”.
Los epítetos denigrantes expresados no deben ser propios de un mandatario de la categoría del presidente de los EE.UU., y mucho menos contra una dama que, con todos sus derechos constitucionales, aspira a ganar la candidatura vicepresidencial acompañando al candidato presidencial de su partido Joe Biden.
Más que afectar la imagen de la senadora Harris, Trump logra con ello que millones de norteamericanos se solidaricen con la candidata demócrata, ofendida por tales expresiones, y que podrían manifestar su disgusto en las urnas el próximo 3 de noviembre ante ese agravio.
Anteriormente, expresiones inadecuadas las había lanzado Trump contra el candidato presidencial demócrata Joe Biden, a quien había acusado de tener problemas de salud mental y solicitar, antes del primer debate presidencial, que Biden se realizara un examen de drogas, dejando entrever que éste pudiera estar usando algún tipo de estupefaciente controlado.
Retomando el discurso del presidente dominicano Luis Abinader, de 53 años, con sus nuevas disposiciones demostró que es un gobernante que escucha y se interesa por las inquietudes o preocupaciones de su pueblo, tomando medidas económicas justas y de salud preventivas, con miras a prevenir el contagio del Covid-19.
Mientras el presidente Abinader llama a los dominicanos a respetar el distanciamiento social y protegerse del contagio del coronavirus usando mascarillas de protección, el presidente Trump recomienda a los norteamericanos a no tenerle miedo al “virus chino”, incentivando al no uso de mascarillas de protección, y asegurando que el Covid-19 “no es contagioso”.
Trump está en la edad biológica de la senectud al arribar muy pronto a los 75 años de edad, donde los síntomas de la ancianidad se manifiestan con cambios cognitivos, emocionales y físicos.
El exvicepresidente Joe Biden, la otra opción electoral, tampoco escapa a esa realidad, ya que el 20 de noviembre cumplirá 78 años de vida.
El mayor desplome de la simpatía del presidente republicano inició a partir del primer debate presidencial, considerado la peor actuación pública con miras a las elecciones del 3 de noviembre.
La tensión y el estrés a que está sometido Trump, en una edad tan avanzada al frente de una nación cargada de graves problemas económicos, sociales y de salud, más los efectos secundarios del grupo de medicamentos que su equipo médico le suministraron de emergencia para la eliminación del coronavirus, pudieran estar afectando aún más su conducta emocional.
A todo ello, habría que añadir los efectos negativos que ocasionan los reportes de las firmas encuestadoras, revelando que se encuentra a 12 puntos porcentuales por debajo de su contrincante Joe Biden en la intención del voto, perdiendo además, en algunos de los estados claves que deciden las elecciones, como Florida, Pennsylvania, Ohio, Carolina del Norte, Arizona y Wisconsin.
En definitiva, el discurso del presidente Abinader se ha calificado de excelente y oportuno, tras dejar satisfecho a un altísimo porcentaje de la población según reportan analistas políticos, medios de comunicación y redes sociales dominicanos.
Mientras que los discursos ante la prensa, expresiones, actitudes y comportamientos de Donald Trump son muy preocupantes, decepcionantes y altamente cuestionadas por la población, y las grandes cadenas de noticias nacionales e internacionales.