¡No lo puedo creer! ¡Estoy atónito! ¡Estupefacto! No salgo de mi asombro al enterarme que el ex administrador del Banco de Reservas, Simón Lizardo, emparentado con el ex presidente Danilo Medina, recibió 110 millones de pesos al abandonar el cargo, una pensión de por vida de alrededor de un millón de pesos mensuales, seguro médico internacional, entre otros beneficios, sancionados y legitimados por el Consejo de la entidad estatal.
Si eso es verdad –no lo dudo- estamos mal como país. Su antecesor, otro pupilo de Medina, también se marchó con las alforjas repletas de papeletas. Pero lo mismo el anterior del anterior. Todos salen del ”banco de los dominicanos”, millonarios, menos los dominicanos de las escuelas y los hospitales que salen viejos y cansados, después de 30 y 40 años de servicio, sin un centavo y con una pensión miserable, como la que tiene doña Milagros Peterson, de 17 mil pesos, viuda, con su único hijo muerto después de una dolorosa enfermedad. (Ella perredeísta y perremeísta de toda la vida, amiga del difunto Peña Gómez, sigue visitado las puertas del Palacio Nacional llevando cartas para que el presidente Luís Abinader le aumente su pírrica y lastimosa pensión, sin recibir respuesta aún. Pero la recibirá, estoy seguro)
Dice el periódico digital Acento que Lizardo recibió más de 200 millones de pesos por los “resultados” positivos que tuvo el banco, como si ese no fuera su trabajo. “Acento también recibió la información de que como resultado de las operaciones en el año 2018-2019, Simón Lizardo también recibió un bono especial por los resultados del banco de 1.8 millones de dólares, alrededor de 90 millones de pesos…” Otros funcionarios de la entidad igualmente fueron favorecidos. Vicente Bengoa, recuerda Acento, recibía beneficios por “resultados”.
Me resulta indignante que en medio de una pandemia que le cuesta al país miles de muertos y contagiados, con una crisis económica sin precedentes en los últimos 50 años, una persona pueda obtener tantos privilegios por su paso temporal por el banco del Estado. ¡No puede ser, coño! ¡Eso solo sucede en un país de mierda como el nuestro! El “Consejo” del Banreservas durante el gobierno de Hipólito Mejía era honorifico. Tan pronto regresó el PLD al poder, las cosas cambiaron. El “Consejo” le costaba 23 millones de pesos.
(Cuando el imprescindible gobernador del Banco Central, Valdez Albizu se pensione habrá que darle la mitad de las divisas aunque colapse el sistema monetario)
Lo mismo pasa en la Súper Intendencia de Bancos y otras entidades del Estado. Se crean leyes y reglamentos para legitimar el desfalco, los privilegios y los robos. Nada es ilegal aunque sea inmoral, aunque no sea ético, aunque el pueblo se esté muriendo de hambre.
(Dos años de gestión en el Banco de Reversas y adquieres derecho a jubilación, pensión, etc. ¡No es justo! Debe ser igual para todos los servidores públicos)
Estuve buscando la reacción de la “Sociedad Civil” –que tanto jode buscando lo que no debe- sobre este hecho abominable. No tomaron las armas ni marcharon hacia la Plaza de la Bandera a protestar, ni reclamaron la devolución del dinero, ni mucho menos terminar con tantos abusos y privilegios. Les interesa más la JCE, el TSE y otras instancias de poder.
El caso de Simón Lizardo debió estremecer los cimientos de esta sociedad, pero no pasó nada. ¡Absolutamente nada! Nadie quemó un neumático, nadie marcho en ningún parque. Nadie hizo huelga de hambre. ¡Nada! El “cambio” no cambió nada en ese sentido. Yo, iluso como siempre, esperaba una reacción contundente, definitiva, ejemplarizadora. Pero no. ¡Nada! ¡Ni pasará nada!
Confío en que el nuevo director, Samuel Pereyra, junto con el “nuevo Consejo” le devuelva al Banco de Reservas su naturaleza, que sea saneado, que no siga siendo un botín para dirigentes políticos y funcionarios. Espero que Samuel convierta en el verdadero “bando de los dominicanos”, no de un grupo de gánsteres alumnos de Al Capone y de Vito Corleone, El Padrino, jefe de la mafia siciliana.