En su 38⁰ período de sesiones, la CEPAL dio a conocer su propuesta de desarrollo para los países de América Latina y el Caribe.
(27 de octubre, 2020) La crisis provocada por la pandemia del coronavirus (COVID-19) golpea al mundo y a la región cuando ya mostraban graves problemas de bajo crecimiento, desigualdad y desequilibrios ambientales creados por un estilo de desarrollo insostenible.
La polarización política, la rivalidad creciente, el conflicto y la pérdida de confianza en la democracia eran signos de estos problemas estructurales. La pandemia ha creado la necesidad de una acción urgente.
Por ello, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) propone en su nuevo documento de posición un conjunto de políticas que responde a la gravedad de la hora y apunta al mismo tiempo a superar los problemas estructurales.
El estudio titulado Construir un nuevo futuro: una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad, fue presentado hoy por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, a los países miembros y asociados de la Comisión en su trigésimo octavo período de sesiones, que se desarrolla de forma virtual hasta el 28 de octubre.
La propuesta entregada por la comisión regional de las Naciones Unidas fue comentada por Carlos Alvarado, Presidente de Costa Rica; la Profesora Mariana Mazzucato, Directora del Instituto para la Innovación y el Propósito Público (IIPP) del University College London (UCL); Teresa Ribera, Vicepresidenta Cuarta y Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España; y José Antonio Ocampo, Profesor de la Universidad de Columbia.
El documento enfatiza que recuperar en el actual contexto implica reconstruir, actuar inmediatamente en el corto plazo con la necesaria perspectiva del largo plazo, y ofrece propuestas de recuperación y desarrollo orientadas hacia un Estado de bienestar inclusivo y una transformación productiva con cambio tecnológico y sostenibilidad ambiental, que fortalezca la igualdad y “la democracia como el legado más preciado de la modernidad”.
“La región se encuentra ante un cambio de época que entraña procesos de transformación estructural inciertos, largos y complejos, que revolucionan la base tecnológica, la manera de producir, distribuir, habitar, consumir, acumular, pensar y convivir”, afirmó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, durante la presentación del documento.
Añadió que, para enfrentar este cambio de época, la CEPAL propone un gran impulso para la sostenibilidad que articule políticas y coordine inversiones. Este impulso debe abarcar las tres dimensiones del desarrollo sostenible: la económica, la social y la ambiental.
El documento muestra que América Latina y el Caribe debe crecer a una tasa de por lo menos 4% al año y realizar una fuerte redistribución del ingreso (de hasta 3% del PIB anual) para eliminar la pobreza hacia 2030. Este crecimiento solo será posible si se supera la restricción externa al crecimiento mediante una competitividad auténtica basada en el desarrollo de capacidades humanas y tecnológicas nacionales.
Agrega que este esfuerzo debe estar apoyado en la transición energética y la innovación y difusión de tecnologías ambientales para que la región pueda crecer cumpliendo con los compromisos de reducción de emisiones establecidos en el Acuerdo de París. Añade que tecnología y cambio estructural, la transformación de los patrones de producción y consumo, y la construcción de un Estado de bienestar deben interactuar y reforzarse para combatir la desigualdad sin destruir los ecosistemas y comprometer el derecho al desarrollo de las futuras generaciones.
“América Latina y el Caribe debe avanzar hacia un gran impulso para la sostenibilidad con la perspectiva de un nuevo estilo de desarrollo y la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Una combinación virtuosa de políticas puede concretar la propuesta de crecer para igualar e igualar para crecer”, afirma el estudio.
Se trata de un documento para la acción que enfatiza que una recuperación transformadora pos-COVID-19 requerirá de pactos sociales para que los objetivos de igualdad y sostenibilidad se conviertan en política de Estado, con la participación de todos los sectores y grupos sociales. A su vez, se proponen nuevas formas de gobernanza mundial para la provisión de bienes públicos globales, como el acceso universal a la salud, la seguridad climática y la protección de la atmósfera, la estabilidad financiera, la paz y la protección de los derechos humanos.
Advierte además que en la región hay una doble asimetría ambiental: América Latina y el Caribe realiza un porcentaje pequeño de las emisiones mundiales, pero es muy afectada por sus impactos. Al mismo tiempo, los estratos más pobres de la población, que son los que menos contaminan, son los más golpeados. En este marco, reitera que la adaptación y la mitigación de los efectos del cambio climático son factores cruciales de la competitividad del futuro.
El documento propone políticas de mediano y largo plazo en las áreas de fiscalidad y financiamiento, internalización de las externalidades ambientales, desarrollo industrial, régimen de bienestar y protección social, integración regional y renovación del multilateralismo. Asimismo, sugiere concentrar la atención en siete sectores que pueden ser los motores del nuevo estilo de desarrollo en función de su papel estratégico en las emisiones, la inversión, la competitividad, el empleo y la salud, y propone líneas de política para impulsarlos. Estos sectores se vinculan a:
Una nueva matriz energética
La electromovilidad urbana
La revolución digital
La industria manufacturera de la salud
La bioeconomía
La economía circular
El turismo sostenible
“Este es un documento para la acción, realista y necesario, que responde a las necesidades urgentes de América Latina y el Caribe. Si se construyen las coaliciones y se alcanzan los pactos necesarios, la sociedad que el cambio de época reclama está más que nunca al alcance de todos. Responder a la encrucijada civilizatoria en la que se encuentra nuestra región es la tarea común y urgente”, afirmó Alicia Bárcena.
En sus comentarios, el Presidente de Costa Rica instó a los países de América Latina y el Caribe a seguir insertándose en el siglo XXI de forma inteligente, invirtiendo en la sostenibilidad ambiental y el crecimiento verde.
Asimismo, realizó un llamado a que la región, junto con la CEPAL, trabajen en fortalecer los mecanismos de cooperación regional e internacional cimentados en el multilateralismo y el principio de solidaridad.
Por su parte, la profesora Mariana Mazzucato subrayó la necesidad de un nuevo contrato entre el Estado, las empresas y los ciudadanos, mucho más simbiótica y menos estática, e instó a gobernar los sistemas de producción para el bien común.
“Hay que deshacerse de la idea de que el Estado es solo para regular, necesitamos pensar fuera de lo establecido dentro de lo público y lo privado. Hay que traer a los ciudadanos a la mesa para poder pensar en conjunto”, expresó la académica.
Teresa Ribera, Vicepresidenta del Gobierno de España, afirmó que la situación en la que estamos hoy nos permite ver los riesgos que no estamos dispuestos a volver a enfrentar, como las grandes desigualdades sociales que afectan a nuestros países.
Asimismo, mencionó ejes transversales para la transformación, como pensar en una transición ecológica, fortalecer al máximo la cohesión social, fortalecer la agenda de género y garantizar la igualdad de oportunidades.
José Antonio Ocampo, en tanto, destacó el documento presentado por la CEPAL y afirmó que comparte plenamente su enfoque orientado a la combinación de políticas económicas, sociales y ambientales de manera integrada.
Asimismo, llamó a despolitizar la integración regional en América Latina y el Caribe.
En el marco de la presentación del documento, altas autoridades de la región analizaron las principales propuestas contenidas en el estudio de la CEPAL en dos paneles que abordaron los sectores dinamizadores del desarrollo sostenible y las políticas para una recuperación transformadora.