Aplaudo la iniciativa desde su anuncio en diciembre del 2019, cuando Rubén Bichara, a la sazón, Vicepresidente Ejecutivo de la Corporación de Empresas Eléctricas Estatales, anunció el acuerdo mediante el cual el parque de generación de la Región Este pasaba de basar su producción de derivados del petróleo como el fuel oil a gas natural.
Quisqueya I y II, del grupo Barrick Pueblo Viejo, Egehaina y CESPM, que totalizaban más de 750 megavatios, se encaminaban entonces a una generación más económica y sostenible, por lo tanto menos lesiva para las finanzas públicas y el medio ambiente.
La posibilidad salía de un hecho que la facilitaba: un gasoducto desde Boca Chica hasta la sultana del Este, levantado a un costo de 100 millones de dólares por Compañía Eléctrica de San Pedro de Macorís (CESPM) y la suscripción de un acuerdo de suministro de gas natural por diez años a las generadoras ubicadas en la zona.
La transformación estaba proyectada para primer semestre del año, pero la pandemia de Covid19 y tres procesos electorales, la retrasaron hasta finales de octubre, pero lo importante es que ya es un hecho, inaugurado recientemente por el presidente Luis Abinader Corona.
“En concreto, la transformación reducirá en 460,000 toneladas métricas anuales la emisiones de dióxido de carbono, y en más de 1,050 toneladas al año los gases de efecto invernadero, lo que traduce en una reducción de un 60% de la huella medioambiental de la empresa”.
Es importante que el discurso en el que resaltó su apoyo a esa reconversión desde la oposición y ahora desde el Gobierno, el presidente Abinader se comprometió a tomar medias que garantizan el principio de la continuidad del Estado y la seguridad jurídica.
Hay una que puede adoptar sin ir muy lejos, la del respeto a la Ley General de Electricidad, 125-01, que dispone:
“Art. 138.- Se crea la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), cuyas funciones consisten en liderear y coordinar las empresas eléctricas, llevar a cabo los programas del Estado en materia de electrificación rural y sub-urbana a favor de las comunidades de escasos recursos económicos, así como de la administración y aplicación de los contratos de suministro de energía eléctrica con los Productores Independientes de Electricidad (IPP). Esta Corporación financiará sus actividades con sus recursos asignados en la ley de Gastos Públicos, con financiamiento y con cualesquiera otros fondos especializados que les asignen de manera específica”.
Al mantener acéfala la CDEEE que está a cargo de los contratos de suministro de energía con los productores independientes y permitir la suplantación de su rol, por el Ministerio de Energía y Minas, rector de toda la política que no puede ser juez y parte, se crea un limbo jurídico.
Aunque el gas natural es un combustible fósil, por la economía que representa y la disminución en la Huella CO2, nos aproxima más a los objetivos de desarrollo sostenible, que se plantean una erradicación de la pobreza en todos los órdenes propiciando un desarrollo económico armónico con la biosfera.
El experto energético Jeremy Rifkin, en su libro La Tercera Revolución Industrial,sostiene que “En la década de 1980, se habían acumulado ya suficientes pruebas de que la revolución industrial impulsada por los combustibles fósiles estaba a punto de iniciar un declive tras haber alcanzado su momento de apogeo, y de que el cambio climático de origen humano estaba induciendo una crisis planetaria de incalculables proporciones”.