LONDRES, (IPS) – Los bancos verdes, dedicados a financiar proyectos de energías renovables en la lucha contra el cambio climático, ya han invertido 24 000 millones de dólares en tecnologías bajas en carbono, señaló este miércoles 11 un informe de tres entidades promotoras.
La iniciativa de esos bancos atrae en promedio dos dólares de inversión privada por cada dólar invertido de sus propios fondos, indicó el reporte de los británicos Green Finance Institute y Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC en inglés), junto al estadounidense Rocky Mountain Institute.
A la fecha existen instituciones crediticias que califican como bancos verdes en 12 países: Australia, Bulgaria, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, India, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Noruega, Reino Unido, Sudáfrica y Suiza.
Otros 25 países avanzan en el desarrollo de estas entidades financieras, incluidos cuatro latinoamericanos: Brasil, Chile, Colombia y México.
Los bancos verdes actúan como proveedores de recursos pero también como punto focal para canalizar inversiones hacia tecnologías bajas en carbono, en sintonía con los esfuerzos globales para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.
Ese acuerdo de 2015 compromete a los Estados parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático a actuar e invertir para conseguir un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono, y así la temperatura mundial este siglo no suba más de dos grados sobre los niveles preindustriales.
Los bancos verdes pueden ayudar a superar las barreras de mercados, utilizando herramientas financieras como la mitigación del riesgo, y también atrayendo financiamiento concesional y aportes asociados a las contribuciones determinadas a nivel nacional, que son compromisos indicados en el Acuerdo de París.
“Después de la mitigación y la adaptación, la movilización de fondos es el tercer pilar del Acuerdo de París y es la condición previa necesaria para el éxito de los otros dos”, dijo Doug Sims, director de finanzas verdes en el NRDC.
El estudio recuerda que las inversiones resilientes al clima, como las instalaciones de energía renovable, los edificios más eficientes o el cemento y el acero menos intensivos en carbono, requerirán un fuerte sustento de capital.
Entre 2016 y 2050, solo la generación de energía del lado de la oferta requerirá entre 1,6 y 3,8 billones (millones de millones) de inversión anual, una cifra muy superior a los 546 000 millones de dólares que se invirtieron en 2018.
Para desplegar sus posibilidades, los bancos verdes, sean públicos, privados o mixtos, requieren una fuerte capitalización, que puede provenir de asignaciones gubernamentales, asistencia externa bilateral, bancos o fondos multilaterales de desarrollo y fuentes del sector privado.
Una encuesta previa al estudio en bancos de 36 países mostró que las instituciones que buscan avanzar como bancos verdes se plantean movilizar entre tres y cinco dólares de inversión privada por cada dólar de sus fondos invertido en proyectos de resiliencia climática.
Por ejemplo, el Fondo de Eficiencia Energética y Energías Renovables de Jordania, que se capitaliza con fondos del gobierno y principalmente otorga subvenciones, creó sociedades con bancos locales que luego se convirtieron en prestamistas en los programas del fondo dirigidos a los sectores de menores ingresos.
En Ruanda, el Fondo Verde de ese país, que acumula proyectos por 11 000 millones de dólares y legalmente solo puede atraer subvenciones, está creando un banco verde que se libere de esas traban para canalizar el financiamiento más amplio posible.
El informe concluye recordando que los fondos de capital nacional, como los fondos de pensiones, se pueden utilizar para capitalizar bancos ecológicos, que brindan oportunidades de inversión y pueden desarrollar productos financieros que mitiguen los riesgos propios de las instituciones financieras nacionales.,
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