Aunque retiró sus aspiraciones, lo hizo con gallardía y dignidad, porque no se prestaría a un juego político que la reduciría en su grandeza, pues sabía que los intereses y los compromisos o acuerdos furtivos le impediría ser lo que siempre ha sido: defensora de los de abajo poniendo en riesgo hasta su vida. Por eso decidí publicar este artículo, para que conste. Lo escribí antes de su retirada. Pero mantengo todo cuando dije. Y lo reitero:
María Teresa Cabrera Ulloa aspira a convertirse en la próxima “Defensora del Pueblo” si el Congreso la escoge. No será mucho pero cuenta con mi apoyo irrestricto que espero se multiplique en todo el país, porque es una mujer valiente, entregada a los mejores y más sanos intereses del pueblo dominicano, trabajadora, honesta, incapaz de cometer ninguna fechoría, defensora a rajatablas de principios y valores que la convierten en una persona-ciudadana que merece ocupar cualquier posición de relevancia en el Estado.
María Teresa, profesora, licenciada en filosofía y letras con maestrías, diplomados y otros estudios, con un pensamiento progresista, de izquierda, protagonista en las manifestaciones de protestas defendiendo los anhelos reivindicativos del pueblo, sin dobleces, sin hipocresía y sin doble cara. Siempre de frente, siempre transparente, siempre noble, siempre buena.
Si por mí fuera, levantaría las dos manos y el pie derecho, para que no haya dudas, de mi respaldo a que sea “Defensora del Pueblo”, como lo ha sido donde quiera que ha militado; como lo fue en la Asociación Dominicana de Profesores, donde ocupó dignamente la presidencia dejando su impronta, como lo fue o lo es en el Miuca, etc.
Defensora de los derechos humanos en todos los escenarios, dispuesta a los sacrificios en aras de obtener los mejores propósitos, esa mujer es una candidata idónea a ocupar el puesto. Estoy seguro de que haría un magnífico trabajo como “Defensora del Pueblo”.
El Partido Revolucionario Moderno (PRM), hoy en el gobierno, así como el Partido de la Liberación Dominicana PLD –¡por fin en la oposición!-, la Fuerza del Pueblo, el Partido Reformista, el Partido Revolucionario Dominicano, el Frente Amplio y todas las demás fuerzas políticas, revolucionarias y democráticas, harían bien en apoyar la candidatura de María Teresa. Participación Ciudadana –que tiene más poder del que yo sospechaba- y las demás instituciones de la Sociedad Civil como Institucionalidad y Justicia (Finjus), harán bien en expresar públicamente su apoyo a la educadora y militante social. Las Universidades, principalmente su Alma Máter, la USAD, así como la ADP, están en la obligación de llevarla en hombros.
María Teresa no se quedará de brazos cruzados ante los abusos y los atropellos que pudieran cometerse contra cualquier ciudadano, hombre o mujer, no importa la posición política, económica y social que ocupe. Los humildes, sobre todo, tendrán una voz alta y potente para defenderlos ante cualquier violación a sus derechos.
La defensoría del pueblo –hay varios adjuntos- tiene que estar integrada por hombres y mujeres con vocación de servicio, entereza, carácter, independencia política a la hora de actuar, comprometidos solo con los mandatos de la Constitución y las leyes. (Hace más de cuatro años acudí a una entrevista para ser parte de esa institución, pero alguien como yo no cabía en esa entidad. El PLD y su gobierno no lo permitirían).
Los tiempos son otros, el PLD y sus gobiernos pasaron a la historia. Nuevos aires democráticos surcan los cielos de la justicia y la dignidad humana. Nuevos valores éticos y morales caracterizan la política bajo la presidencia de Luís Abinader. Creo sinceramente, sin desmeritar a ningún otro aspirante, que María teresa tiene condiciones políticas, formación profesional, historia de militante social, capacidad y honestidad probada, para ocupar el puesto de Defensora del Pueblo. ¡Apoyémosla!