CANBERRA, 23 Nov 2020 (IPS) – Aunque una posible pronta vacunación contra la covid-19 permite vislumbrar un fin de la pandemia, un informe de la Unctad advierte que una vacuna viable no detendrá la propagación del daño económico, que se dejará sentir en el futuro, especialmente en los Estados más pobres y vulnerables.
La pandemia “ha herido gravemente la economía mundial, con graves consecuencias para todos”, afirmó Mukhisa Kituyi, secretario general de la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo)
“Moviéndose rápidamente a través de las fronteras, a lo largo de las principales arterias de la economía global, la propagación del virus se ha beneficiado de la interconexión subyacente de la globalización, y de sus debilidades”, dijo Kituyi.
Sobre esas facilidades, la covid “catapultó una crisis de salud global, a un shock económico global que ha golpeado a los más vulnerables más duramente”, agregó.
La economía global se contraerá, un “asombroso” -4,3 por ciento en 2020, lo que podría llevar 130 millones de personas más a la pobreza extrema, asentó la Unctad en su informe de este noviembre, “Impacto de la pandemia covid-19 en el comercio y el desarrollo: transición a una nueva normalidad”.
Destacó que la pobreza mundial está aumentando por primera vez desde la crisis financiera asiática de 1998. Era de 35,9 por ciento de la población mundial en 1990 y en 2018 se había reducido a 8,6 por ciento, pero ya avanzó a 8,8 por ciento “y probablemente aumentará a lo largo de 2021”.
Según el Banco Mundial, las personas que sobreviven en pobreza extrema, con menos de 1,90 dólares al día, podrían llegar a entre 703 y 729 millones, más de nueve por ciento de la población del globo, al cierre de 2020.
La Unctad sostiene que el impacto de la pandemia ha sido asimétrico y se ha inclinado hacia los más vulnerables, tanto dentro de los países como entre las naciones, afectando de manera desproporcionada a hogares de bajos ingresos, migrantes, trabajadores informales y mujeres.
La covid ha tenido un “efecto excesivo” en dos sectores, turismo y micro, pequeñas y medianas empresas, que emplean a muchos grupos vulnerables. Así, mientras que los hombres mayores pueden haber sufrido más por la emergencia sanitaria, las mujeres y los jóvenes son los más afectados por la crisis económica.
En los 32 países para los que se dispuso de datos desglosados por género, los países con mayor incidencia de covid experimentaron mayores aumentos en el desempleo femenino que en el masculino.
Esos y otros reveses, como el cierre de escuelas que amenazan 20 años de expansión del acceso a la educación, especialmente para las niñas, tendrán impactos negativos en la capacidad productiva de los países en el futuro, según el informe.
La producción y entrega de vacunas probablemente subrayarán la capacidad limitada de la mayoría de los países en desarrollo y menos adelantados (PMA) para responder a la crisis. Los PMA son 47 Estados de frágiles economías, de ellos 34 en África, 12 en Asia y el Pacífico, y Haití en el Caribe.
Por ejemplo, se destaca que la media del gasto adicional per cápita en estímulo fiscal o ingresos no percibidos en los países desarrollados y las economías en transición (ex socialistas) ha sido de1365 dólares desde el brote, en comparación con solo 18 dólares en los PMA y 76 en otras naciones en desarrollo.
Además, la mayoría de las naciones pobres simplemente no cuentan con las redes de seguridad necesarias para apoyar a sus poblaciones. Alrededor de 84,5 por ciento de los trabajadores de los PMA no tienen acceso a ningún programa laboral o de protección social, según el informe.
Kituyi dijo que “ahora es el momento adecuado para abordar las debilidades de la globalización que llevaron a la rápida propagación del virus y sus impactos económicos desiguales”, y también para hacer que la producción sea más ecológica.
Para ello “necesitamos remodelar las redes de producción globales y restablecer la cooperación multilateral para mejor”, y la crisis puede ser un catalizador.
Las nuevas redes de producción deben ser más resilientes, basadas en cadenas de valor que sean más cortas, regionales, sostenibles y digitales, según el responsable
En el corto plazo y mediano plazo, será necesario abordar el problema de la deuda externa de los países en desarrollo y economías en transición, que supera los 10 billones (millones de millones) de dólares.
Igualmente, “un Plan Marshall (como el que ayudó a reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial) para movilizar los recursos de ayuda oficial al desarrollo (AOD) incumplidos”. El Norte industrializado no ha cumplido con transferir al Sur en desarrollo, como AOD, recursos por el 0,7 por ciento de su producto bruto anual.