Por Mario Lubetkin.- ROMA, 25 Nov 2020 (IPS) – Superar la brecha digital mediante el uso de prácticas de la inteligencia artificial aplicadas a la agricultura con el objeto de hacer frente a la inseguridad alimentaria es parte de un creciente debate que busca simultáneamente salvaguardar los recursos naturales y abordar las dificultades generadas por el cambio climático y las repercusiones causadas por la pandemia de covid-19.
En esta dirección, empresas multinacionales de alta tecnología como las estadunidenses IBM y Microsoft, instituciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y referentes éticos y espirituales como la Academia Pontificia para la Vida del Vaticano han concentrado sus esfuerzos en los últimos tiempos.
La inteligencia artificial puede desempeñar un rol importante en la transformación de los sistemas alimentarios realizando actividades propias del hombre como plantar y cosechar, contribuyendo de este modo a aumentar la productividad, mejorar las condiciones de trabajo y usar los recursos naturales en modo más eficiente a través de una mejor gestión del conocimiento y de la planificación.
La inteligencia artificial está comenzando a ser aplicada en áreas tales como la robótica agrícola, el seguimiento de suelos y cultivos, y el análisis predictivo.
En el marco del cambio climático, el crecimiento demográfico y el agotamiento de los recursos naturales este avance tecnológico puede igualmente contribuir a la preservación de los suelos y el agua, hecho que adquiere una mayor relevancia en el intento de lograr una seguridad alimentaria en forma sostenible.
“Estoy convencido que seguiremos transformando nuestros sistemas alimentarios para dar de comer al mundo gracias a la agricultura digital”, señaló el director general de la FAO, Qu Dongyu, al tiempo que destacó que las tecnologías digitales “deben ser accesibles para todos”.
El valor ético del desarrollo tecnológico ha sido tun ema de permanente atención del papa Francisco. El arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, sostuvo que “debemos alimentar a todas las personas, pero no necesariamente todos deben comer lo mismo”.
Agregó que la protección de la diversidad biológica (humana, vegetal y animal), “debe ocupar el centro de nuestra atención y debe guiar todo el proceso, desde la fase ética del diseño hasta las formas en que se proponen y se difunden en diferentes contextos sociales y culturales”.
Para el presidente de Microsoft, Brad Smith, “las tecnologías como la inteligencia artificial y las herramientas de aprendizaje automático serán especialmente útiles en la medida que trabajemos para abordar las cuestiones del hambre y la inseguridad alimentaria, especialmente a un mundo que debe hacer frente al cambio climático, ya que pueden prever problemas y responder con recursos críticos que ayuden a prever hambrunas futuras y salvar vidas”.
Al respecto, según cifras publicadas por la FAO, actualmente son 690 millones las personas que pasan hambre, y hacia finales de 2020, como consecuencia de los efectos del covid, la cifra podría aumentar en 130 millones.
John Kelly, vicepresidente de IBM, recordó que “solo si ponemos a las personas, sus intereses y sus valores en el centro de nuestro pensamiento acerca del futuro de la tecnología podremos resurgir fortalecidos ante desafíos mundiales como la pandemia y la seguridad alimentaria”.
En febrero, la Academia Pontificia para la Vida, en colaboración con la FAO, Microsoft, IBM y el gobierno italiano entre otros, lanzaron un llamamiento a construir la ética de la inteligencia artificial basada en principios como la transparencia y la inclusión.
Ello con la finalidad que estos sistemas puedan ser fácilmente explicados y tengan en cuenta a los seres humanos, brindando las mejores condiciones posibles para expresarse y desarrollarse con imparcialidad, evitando así que se beneficien sólo unos pocos.
Para lograrlo, debe superarse la brecha digital actual que implica que 6000 millones de personas no tengan conexión de banda ancha, 4000 millones no puedan acceder a internet, 2000 millones no posean teléfonos móviles y 400 millones no dispongan de señal digital.
El uso de las herramientas de la inteligencia artificial es parte de la acción promovida por un conjunto importante de países para el establecimiento de una Plataforma Internacional para la Alimentación y la Agricultura Digital, un foro de múltiples actores interesados en identificar y definir los posibles beneficios y riesgos de la digitalización del sector alimentario y agrícola.
En enero de 2020, 71 ministros de Agricultura de distintos países promovieron formalmente esta iniciativa que impulsa la combinación de los foros que se dedican a la agricultura con aquellos que focalizan su atención en la economía digital. A su vez, la iniciativa propone apoyar a los gobiernos en el desarrollo de prácticas y directrices voluntarias para la aplicación de tecnologías digitales en la agricultura.
En una dirección similar, FAO y Google lanzaron recientemente una nueva herramienta de macrodatos para los productores rurales y otros protagonistas del área agrícola, que posibilita la transmisión de imágenes desde un satélite en tiempo cuasireal, con funcionalidad analítica y sobre base planetaria, a fin de permitir la detección, la cuantificación y el seguimiento de los cambios y tendencias en la superficie terrestre, simplificando así el acceso de información destacada a los pequeños productores.
Este es un artículo de opinión de Mario Lubetkin, subdirector general de la FAO.