Cuando terminaba el 2019, y esperábamos el 2020, nadie sobre el planeta Tierra podía imaginarse el pánico y la tragedia que durante los meses siguientes sacudirían los espíritus y cuerpos de las personas alrededor de todos continentes.
Está concluyendo un año de terrores, miedos y fallecimientos por una enfermedad inesperada que ha afectado a millones de seres humanos de distintas razas, nacionalidades y orígenes.
La economía y el empleo han registrado retrocesos imprevistos en todas las sociedades, avanzadas o subdesarrolladas, ricas o pobres.
Hemos vivido un año inusual.
Siempre habremos de recordar que nuestra República Dominicana, país irrelevante unas veces y otras no en el ajedrez de las potencias mundiales, un Estado al cual el tirano alemán Adolfo Hitler dice la leyenda que nos “borró” del mapa cuando le informaron que nuestro país se sumó a los Estados Unidos de América para declararle la Guerra en 1941 a la Alemania soberbia y nazista, la República Dominicana ha podido sobrevivir en medio de las grandes crisis internacionales sucedidas durante los 175 años que cumplió en el 2019 como Nación soberana e independiente.
Con características culturales y materiales que nos definen como pueblo y Nación, los dominicanos hemos sido capaces de organizar un Estado y demostrarle al resto de los pueblos y Estados de la tierra que en la isla La Española hemos trabajado por establecer un sistema de convivencia solidario y civilizado, con virtudes que algunos pretenden ignorar, y con los vicios que nos imponen y practican ciertas sociedades decadentes donde predominan ciertas prácticas barbáricas.
Superamos el intento de retrotraernos a colonia de España en 1861-1863, las frecuentes invasiones haitianas, dos ocupaciones militares internacionales, una de los Estados Unidos (1916-1924) y otra de los Estados Unidos con la sombrilla de Brasil y otros países latinoamericanos, las dos grandes guerras mundiales del siglo XX y el enfrentamiento de los bloques de la post guerra.
Hoy, con los complejos movimientos que se producen en el tablero internacional, la tarea fundamental de la política exterior y de su brazo de acción diplomático tiene el reto de ejercer esa capacidad de sobrevivir que ha demostrado el pueblo dominicano en sus 500 (quinientos) años de existencia.
El Gobierno, la sociedad, la nación y el Pueblo de la República Dominicana están ahora frente a una de esas coyunturas críticas que produce el movimiento de intereses de las grandes potencias dominantes globales.
Entendemos que hay un conjunto mínimo de puntos de vista que nos unen a todos los nacionales dominicanos en esta especial coyuntura mundial.
Hace dos años y medio propusimos públicamente que hiciéramos un listado de diez puntos:
1. Defensa de la frontera terrestre y marítima del país y del territorio nacional ante las naciones, los pueblos y los foros internacionales.
2. Promoción y defensa de los dominicanos que residen en el exterior.
3. Promoción de la imagen de la República Dominicana y de sus bienes y servicios destinados al mercado mundial.
4. Reforzamiento de la Amistad Soberana con los Estados Unidos de América.
5. Reforzamiento de la Amistad Soberana con el Estado de Israel y los países Árabes.
6. Profundización de las Relaciones con los Estados solidarios con el País en los organismos regionales y multilaterales.
Aporté esos seis, la pirámide sustantiva, y dejé los demás cuatro puntos a la opinión de quienes se interesan por estos asuntos de política internacional.
Además, sigue ahí la interrogante o cuestión más importante que comentamos en julio del 2018: Alineados… o neutrales… en qué posición quedamos los dominicanos en la guerra comercial con todas sus consecuencias que se desarrolla entre China y los Estados Unidos de América.
En vista de las soluciones que ya han estado apareciendo a la crisis sanitaria originada en la difusión del coronavirus, y sus repercusiones económicas y sociales, roguemos con la protección de Dios que el 2021 sea un año esperanzador para el pueblo dominicano y toda la humanidad.